Por Mex Faliero
Después de mucho tiempo vuelvo a la columna semanal con la promesa de no volver a desaparecer como le hice durante meses. Aunque tal vez esta ausencia escondía una verdad difícil de tolerar: post-pandemia, el cine en el cine era una experiencia al borde de la extinción y no había demasiadas buenas noticias para transmitir. Y no es que de repente el mundo se haya convertido en un arcoíris y se haya revelado lo que había en los extremos (no, no era un pote con oro), pero al menos podemos decir que las películas en el cine van ganando pequeñas batallas contra las plataformas. Seguramente me envalentonó el video ese que se hizo viral (ay qué palabra siempre horrible) con Spielberg agradeciéndole a Tom Cruise por salvar Hollywood con Top Gun: Maverick. Y si bien puede que esta haya sido una boutade de Sammy Fabelman anciano, hay pequeños detalles que nos dejan ver cómo las películas pensadas para la pantalla grande han retomado un tímido liderazgo, perdido durante un par de años por esas pequeñeces vía streaming (no quiero sonar extremadamente purista, pero en serio, ¿cuántas obras maestras o películas realmente reveladoras se estrenaron exclusivamente en plataformas?). Vayamos a lo micro para entender que lo macro no es tan malo como los números de taquilla lo indican. Por ejemplo, en la última encuesta de Funcinema para los lectores entre las primeras 10 películas hubo una sola que salió directo a plataforma (Chip y Dale: ¡Al rescate! en Disney+). Otro detalle: de las diez películas nominadas al Oscar a Mejor Film solo una se estrenó fuera de los cines (la multinominada Sin novedad en el frente por Neflix); atrás quedaron experiencias como las de Nomadland y varias fueron grandes espectáculos solo disfrutables en la pantalla más grande posible: Avatar: El camino del agua, Elvis, Top Gun: Maverick. Otro punto, y tal vez el más importante de todos: Disney confirmó hace semanas que ampliará la ventana entre la sala y el streaming a dos meses y medio en vez del mes y medio que había pautado anteriormente, potenciando la presencia de las películas en los cines. No sé si todo esto tendrá realmente un sentido o si algo tiene que ver con lo otro. Pero prefiero creer que los espectadores recuperaron el criterio para comprender qué son las películas, qué significan en nuestras vidas y cuál es el sentido de que se proyecten en una pantalla gigante en una sala con espectadores. El cine en el cine vuelve a ser una realidad. El siguiente debate es, claro, qué cine es el que nos dejan ver en los cines, cuáles son las opciones. Aunque esta, sí, parece una batalla perdida. Al final volvió el pesimismo, volvió la columna.
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