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El paciente – Miniserie

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

Si ya había demostrado que era capaz de crear premisas inteligentes transformadas luego en mundos apasionantes con The Americans, Joseph Weisberg ratifica con El paciente (producción original de FX que puede verse en Star+) que es un talento a tener muy en cuenta dentro del panorama de la televisión norteamericana. Cocreada junto a Joel Fields (que ya había sido guionista en la serie mencionada), esta miniserie tiene un planteo tan simple como escalofriante: un renombrado psicoterapeuta, Alan Strauss (Steve Carell), es secuestrado por un paciente, Sam Fortner (Domhnall Gleeson), que resulta ser un asesino serial y que quiere curarse a toda costa. A Alan pronto le quedará claro que las chances de escapatoria son ínfimas: está atado a una cadena, en una casa aislada en un bosque y sin posibilidades concretas de conectarse con el mundo exterior. De ahí que su supervivencia pasará a depender, más que nada, de poder encontrar, a través de la indagación en la psiquis de Sam, las formas para que frene sus impulsos homicidas y eventualmente lo libere. Por eso todo se transformará en una carrera contra el tiempo, donde el duelo de voluntades también tendrá que ser una cooperación forzada entre las partes involucradas, que en cierta forma funcionarán cada uno como espejo del otro. Es que si los traumas de Sam están claramente vinculados a un padre violento que lo atormentó constantemente durante su infancia y adolescencia, hasta transformarlo en un sociópata que canaliza sus frustraciones a partir de súbitos raptos de violencia letal; Alan carga con el peso de un vínculo roto con su hijo y el dolor de una esposa fallecida, con ambos eventos interrelacionados mucho más de lo que puede parecer a simple vista. Si el gran tema de fondo de The Americans era la paternidad y los lazos afectivos, en El paciente esa obsesión temática se repite, pero por otros canales, donde la auto-exploración y la indagación en los traumas -tanto individuales como colectivos- cobran una importancia inusitada. Weisberg y Fields trabajan la memoria desde lo fragmentario y sensitivo, profundizando en los eventos que definen los dilemas identitarios de los protagonistas, lo cual les permite desplegar un gran abanico de tópicos que los van configurando frente a nuestros ojos. Aparecen entonces la religión judía (rituales y Holocausto incluidos), el matrimonio, las figuras paternas y maternas, las rutinas laborales y el lenguaje profesional como elementos constructores de ambos sujetos, cuyos recorridos están plagados de altas y bajas. Y, también, un componente genérico inesperado, que es la comedia: el relato se permite, entre la predominancia del drama existencial y el thriller de enorme tensión, momentos de un humor negrísimo, ácido a más no poder, pero completamente pertinente. Buena parte de la explicación para que toda esta confluencia de tonalidades y atmósferas fluya adecuadamente están en un guión y puesta en escena ajustadísimos, que hasta se permiten romper una convención clásica de las producciones dramáticas, ya que la mayoría de los diez episodios duran menos de media hora. Pero hay, además, un rol fundamental por parte de los protagonistas, ya que Carell y Gleeson, cada uno a su manera, están magníficos: el primero, trabajando con su habitual sensibilidad la angustia e indefensión desde lo corporal y el tono de voz; el segundo, expresando con notable humanidad esa ira interior que cualquiera puede poseer. A lo largo de cada capítulo, El paciente mantiene una coherencia apabullante y eso le permite arribar a un final amarguísimo, pero completamente lógico, a partir de cómo construye empatía con lo que estamos viendo.

-Los diez episodios de El paciente están disponibles en Star+.


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