Por Mex Faliero
Detrás de Un asunto privado están los creadores y directores de series como Grand Hotel, Velvet, Las chicas del cable, Alta mar y otras, es decir los autores de varias de las series españolas más populares de los últimos años en plataformas. Y es más, la protagonista es Aura Garrido, de El Ministerio del Tiempo. Con todo esto, decir que en Un asunto privado nos volvemos a enfrentar a una serie de alto nivel de producción, con una recreación de época imponente y con una apuesta por los géneros populares, en este caso las historias de detectives. Garrido interpreta a Marina Quiroga, hija y hermana de reputados jefes policiales, que quiere ella también ser una agente pero que por los vientos de su época, hablamos de los años 40’s del siglo pasado, está impedida por el hecho ser mujer. Sin embargo, como sucede en este tipo de historias, finalmente la protagonista se verá involucrada en un caso más grande que la vida, cuando de forma fortuita se enfrente a un asesino en serie que le deja grabada la flor de lis a sus víctimas. Para la investigación contará con la asistencia de su mayordomo francés Héctor, interpretado por un Jean Reno divertidísimo y simpatiquísimo. Claro está que Marina es una suerte de Sherlock y Héctor, un leal Watson, algo que la misma serie se encarga de confirmar en alguna línea de diálogo. Un asunto privado se planta sobre dos apuestas: una, el ya gastado feminismo de cuarta ola, que nos repite una vez por cada uno de sus ocho episodios que a Marina no la dejan por ser mujer, algo que en determinado momento se vuelve repetitivo (sin decir que estamos en la España de Franco y eso ni se menciona). Y lo otro es un aspecto lúdico, que es el hecho de que la serie parece estar jugando con los tópicos de las historia de detectives, como siendo consciente de que por momentos todo es un sinsentido sin mayor sustento. En vez de tomarse en serio, Un asunto privado se distiende y nos pasea por escenarios, espacios típicos, como trenes, mansiones lúgubres, mientras la historia se retuerce de mil maneras y los sospechosos florecen por todos lados. Como tiene que ser al final las cosas se volverán más espesas y trágicas -porque la resolución del caso tiene que ver con algo que anticipa el título-, pero no lo suficiente como para que Garrido y Reno nos regalen una última escena en la que queda en evidencia que si algo sostiene perfectamente este amable entretenimiento es precisamente su química. Esta Sherlock y este Watson a la española tienen esa relación de confianza y complicidad inalterables, tan cara al género y tan de otra época donde el cinismo no había ganado la partida. Esas cuestiones están bien aprendidas en Un asunto privado y eso es parte de su éxito.
NdR: Los ocho episodios de Un asunto privado están disponibles en Prime Video. No hay novedades sobre una segunda temporada.
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