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Harry, el sucio (1971)



EL CARISMA DE LA MANO DURA

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

Los setenta fue una década en el cine norteamericano donde terminó de explotar la desconfianza y el cuestionamiento a las estructuras políticas e institucionales. Pero esa crisis no solo vino desde el lado demócrata -con, por ejemplo, los thrillers paranoicos como Los tres días del cóndor (1975) y Maratón de la muerte (1976)-, sino también desde el republicano, particularmente con policiales como El vengador anónimo (1974), aunque posiblemente el primer gran éxito fue Harry, el sucio. Con ella quedó instalada un estereotipo asociado claramente a la figura de Clint Eastwood, que el actor supo explotar y hasta parodiar -particularmente entre los siguientes años de los setenta y principios de los noventa-, para luego deconstruir y reformular, especialmente durante el nuevo milenio.

A poco más de cincuenta años de su estreno, Harry, el sucio continúa representando el paradigma del discurso de la mano dura, ese que reivindica saltarse normas para atrapar a los delincuentes o directamente eliminarlos. Ese recuerdo es en parte acertado, pero también reduccionista, porque estamos en primera instancia ante un policial de una solidez casi granítica, que tomaba algunas lecciones de Bullitt (1968) -aquel pequeño clásico con Steve McQueen-, pero que al mismo tiempo tomaba vuelo propio y dejaba sus propias lecciones hacia el futuro. En particular desde cómo dialogaba con la violencia y la oscuridad de los crímenes que retrataba: ya la primera secuencia, donde veíamos a ese asesino serial que se hace llamar Scorpio -levemente inspirado en el homicida real conocido como El Zodíaco- elegir un blanco a la distancia y matar a una chica, había un acercamiento preciso, casi clínico, que alcanzaba para horrorizar al espectador y, al mismo tiempo, fascinarlo, involucrarlo en la trama.

El siguiente puente para terminar de consolidar la atención era la aparición del propio Harry Callahan, que es ciertamente un personaje cautivante a partir de su ambigüedad: un inspector que es capaz de proceder perfectamente de acuerdo al reglamento y los procedimientos establecidos, pero también de solucionar rápidamente todo a los tiros, sin mucho preámbulo. Un tipo de acción, que se define en muchas ocasiones por sus movimientos y decisiones, pero que también puede hacerlo desde un puñado de frases y monólogos memorables, de esos capaces de instalarse en la memoria colectiva. Y que es un sujeto constantemente en los bordes del sistema legal, con el cual posee una relación de conflictiva retroalimentación. Eso queda muy claro en todos los diálogos en referencia a su apodo, a cómo es tildado de “sucio” por propios y extraños: es sobre el que caen todas las culpas, el encargado de hacer los trabajos que nadie quiere -oficiales y extraoficiales-, el que no teme cruzar ciertos límites mientras otros se hacen los distraídos y que encima hasta se siente cómodo en ese lugar que le asignan.

Si Eastwood es clave para cimentar el innegable carisma de Harry Callahan -hay un porte particular en el actor, que le permite mantener elegancia incluso dispara, tira piñas o es agredido-, también lo es Don Siegel, uno de los grandes artesanos de Hollywood de todos los tiempos. El realizador ya había demostrado que podía crear una urbanidad atemorizante en la notable La invasión de los usurpadores de cuerpos, pero aquí directamente convierte a San Francisco en un personaje más. Uno que por momentos es otro villano más, a partir de la utilización expresiva de la fotografía nocturna de Bruce Surtees y la música de Lalo Schifrin. En esa jungla es donde colisionan Harry Callahan y Scorpio, en un juego de gato y ratón que termina justificando las crueldades del primero, aunque ambos sean como dos caras de una misma moneda. La violencia sin intermediarios y burocracias, tan brutal como expeditiva, conseguía mostrarse como única alternativa ante un espectador sin fe en las instituciones. Ese público sigue presente y por eso Harry, el sucio -película y protagonista- mantiene una inquietante vigencia.


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