Por Patricio Beltrami
Este artículo contiene spoilers.
Clint Barton (Jeremy Renner) y Kate Bishop (Hailee Steinfeld) aprendieron a los golpes que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Siempre hay un momento donde se duda sobre la cruzada: el objetivo, los medios y valores; el impacto de las pérdidas; y sobre uno mismo. No obstante, el replanteo de los arqueros no abarca todo el capítulo, sino que la historia avanza, principalmente motorizada por la protagonista del episodio: Yeleva Belova (Florence Pugh). Dirigido por Bert & Bertie y escrito por Jenna Noel Frazier, Ronin inicia con un flashback ligado al final de Viuda Negra. Durante un rescate en 2018, Yelena se convierte en polvo cuando se estaba mojando la cara en el baño. Escena atractiva técnicamente, mostrando los cambios en el lugar mientras avanza la acción, se busca otra vuelta de tuerca para representar el blip. Desesperada ante esta situación, la joven solo quiere hablar con Natasha Romanoff (Scarlett Johansson), sin saber que ya había muerto. Así, Ronin avanza a los golpes. Mientras Eleonor (Vera Farmiga) contiene a Kate tras la pelea en la terraza, Clint considera medidas extremas para acabar su cruzada. Cuando Bishop entra a su departamento, Yelena la sorprende con macarrones, aunque nunca deja de llamarla Kate Bishop, presumiendo que conoce toda su vida. A partir del carisma e histrionismo de Pugh, la intrusa busca ganarse la confianza de su desconfiada y temerosa interlocutora. Sin embargo, la charla amistosa termina cuando Yelena revela que su objetivo es asesinar a Hawkeye, a quien culpa por la muerte de su hermana. Nada queda del encanto inicial cuando discuten sobre las verdaderas intenciones de Barton; los motivos de Yelena; qué define a un héroe y cuáles son las consecuencias y pérdidas que generan sus acciones. Por la mañana, Kate y Eleonor observan el arresto de Jack (Tony Dalton) por su vínculo con la Tracksuit Mafia. Ante ello, la joven comprende que durante toda su vida se había preparado para defender a otros y, por ello, intenta llamar a Hawkeye reiteradamente para reencauzar la cruzada, pero Barton está ocupado en sus propios asuntos. Sin audífono en el monumento a Los Vengadores, le habla a Natasha y le pide disculpas por la decisión que debe tomar ante el peligro que lo acecha. Con el aval de su esposa Laura (Linda Cardellini), Clint pide una reunión con Maya (Alaqua Cox) a través de los rusos (gran chiste sobre Los excéntricos Tenenbaum). Como esperaba, la líder lleva a una decena de hombres a un estacionamiento de autos usados, pero caen ante el sigiloso Ronin. Acto seguido, combaten en otra coreografía dinámica y bien ejecutada, pero Maya queda al filo de la espada. Entonces, Barton se revela como Ronin para exigir que detenga su cruzada y, además, confiesa que un miembro de su clan había entregado a su padre por pedido del jefe de la mafia. Mientras deduce que se trata de Kazi (Fra Fee), Maya busca atacar a Clint, pero Bishop logra distraerla para que el arquero escape. En ese reencuentro, caminando por las calles al amanecer, Clint le devuelve una flecha a Kate, simbolizando el pase del manto de Hawkeye. El capítulo acaba con Yelena siguiendo a Eleonor hasta un hotel. En ese momento, le avisa a Bishop que su madre la había contratado para eliminar a Hawkeye. Y cuando Kate le muestra los mensajes y una foto, Barton descubre que detrás del plan de Eleonor está Wilson Fisk, Kingpin (Vincent D’Onofrio). Ronin no solo se centra en cómo los héroes atraviesan su crisis, sino que la historia sigue adelante. Si bien se descuenta que Jack volverá a escena, el cierre de la subtrama Ronin–Maya permite que en el desenlace se abarquen otros frentes. Aunque prevalecen el drama y la acción, el episodio respira en los pasajes de autoconsciencia y comedia. Pero más allá de la traición de Kazi y la llegada de Kingpin, el mayor atractivo de Ronin fue la dinámica entre las sucesoras de Hawkeye y Viuda Negra. Ese encuentro, que osciló entre la camaradería y la tensión, sentará las bases para el vínculo que ambas mantendrán en los siguientes años, impulsado por el carisma, la desfachatez, la frescura y la temeridad de Bishop y Belova.
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