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El asesino del impermeable: la captura de un depredador coreano – Miniserie

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

Al extenso catálogo de documentales policiales de Netflix le faltaba todavía su lado oriental y El asesino del impermeable: la captura de un depredador coreano parece tener la intención de empezar a completar ese casillero vacío. Esta producción se centra en el caso de Yoo Young‑chul, un asesino en serie que aterrorizó Seúl a principios del nuevo milenio y que fue culpable de más de una veintena de asesinatos, principalmente de mujeres y ancianos. No solo se destacó por su metodología particularmente brutal (mataba a sus víctimas a martillazos y las descuartizaba en su propio baño, al que luego limpiaba prolijamente), sino también por su carácter elusivo, que puso en crisis a las fuerzas policiales coreanas, que luego tuvieron que recalibrar sus formas de trabajo, que quedaron expuestas en su ineficiencia. Casi desde el comienzo, la miniserie se plantea como una especie de thriller que coquetea con el terror, en especial cuando despliega, de forma puntual, fragmentos de los escritos del propio asesino, que lo revelan como un ser totalmente trastornado, pero también egocéntrico e impiadoso. Sin embargo, la principal herramienta narrativa está compuesta de los testimonios de las diversas personas que estuvieron involucradas en la investigación: desde el jefe de la unidad encargada de capturar al homicida hasta una forense, pasando por varios detectives y el fiscal a cargo del enjuiciamiento de Yoo Young-chul. Es así como va apareciendo, de a retazos y como telón de fondo, el lúgubre submundo de Seúl y la crisis de valores de esos años en la sociedad coreana como un terreno fértil para estos crímenes terribles. Igualmente, eso no está aprovechado del todo, en parte porque el relato se deja ganar por la propia materialidad de los eventos que aborda. Es que esa cacería estuvo plagada de idas y vueltas, avances y retrocesos, a los que el relato no termina de amoldar del todo bien, cayendo en diversas confusiones argumentales que le hacen perder el norte entre la segunda mitad del primer episodio (Un nuevo tipo de asesino) y la primera del segundo (La escena del crimen). Sin embargo, ya en el tercero y último (La caída del martillo), reencauza su estructura y hasta encuentra algunos hallazgos que la distinguen: por ejemplo, cómo impacta en la mirada oriental ese despliegue de violencia casi imposible de explicar con racionalidad. Allí es donde surgen ideas sobre el dolor, la memoria y el duelo -de las familias de las víctimas, pero también de las fuerzas policiales, que no pueden tomar distancia de los crímenes que investigan- que por obvias no dejan de ser complejas. De ahí que, en los minutos finales, el horror -con un villano absolutamente irredimible- deje paso a atmósferas dramáticas sin estridencias, pero también honestas y conmovedoras. El asesino del impermeable: la captura de un depredador coreano es un documental, un policial, un cuento de horror y un drama sobre lo irreparable. Y es interesante en todas sus variantes, lo cual no deja de ser todo un logro.

-Los tres episodios de El asesino del impermeable: la captura de un depredador coreano están disponibles en Netflix.


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