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Cine.Ar Play y su supuesta gratuidad

Por Rodrigo Seijas

(@rodma28)

En la página de inicio de Cine.Ar Play, la plataforma de video a demanda dedicada a contenido nacional gestionada por el INCAA, se destaca particularmente que es gratuita. Se podría decir que técnicamente no lo es tanto, ya que hay un pequeño grupo de diez películas que entran en el selecto grupo de “Estrenos”, por las cuales hay que pagar 30 pesos para verlas por única vez. Pero en verdad, Cine.Ar Play no es para nada gratuita: es no arancelada, lo cual es muy distinto. Eso quiere decir que cada usuario no paga un arancel o tarifa, pero el mantenimiento de la plataforma es financiado por el Estado. Y el Estado se sostiene con los impuestos pagados por cada una de las personas, físicas o jurídicas, de forma directa o indirecta. O, si no hay suficiente plata vía impuestos, a través de la emisión o el endeudamiento. Esta “confusión” que se da entre lo gratuito -como si Cine.Ar Play no costara nada y no hubiera un esfuerzo económico detrás de ella- y lo no arancelado no es precisamente novedoso: a cada rato escuchamos frases altisonantes (enunciadas incluso por docentes y autoridades) sobre cómo la educación pública es gratuita. Y no, no es gratuita: la pagan todos, desde los que asisten a ella, hasta los que nunca piensan en utilizarla porque, por ejemplo, prefieren recurrir a la educación privada, con lo cual pagan la educación por partida doble. Con Cine.Ar Play aplica un razonamiento similar: el usuario que paga por Netflix, Amazon Prime Video o Disney Plus -por nombrar apenas un puñado de servicios de streaming- también paga por la plataforma de cine nacional, incluso aunque no tenga una cuenta abierta. Creo que esto vale como recordatorio frente a la propuesta de numerosos sectores del cine argentino que proponen gravar a las plataformas “privadas” con un nuevo impuesto, que en este caso estaría destinado a financiar la producción audiovisual argentina. El razonamiento no deja de tener su lógica: como el monto a pagar por estas plataformas crece constantemente -de la mano de la devaluación del peso frente al dólar, cuyo valor sube todos los días-, para los usuarios, el aumento en el precio no sería tan significativo o relevante, pero sí para la industria audiovisual nacional, que vería un aumento considerable en los recursos disponibles. Ahora bien, no deja de haber un facilismo llamativo en la proposición, que sigue poniéndole cargas extras al consumidor, mientras no se plantea alternativas creativas y desafiantes para la producción nacional, que mantiene el privilegio de tener a mano una plataforma “pública” por la cual no se paga arancel, aunque tenga un costo económico en su concreción. Propongo en cambio lo siguiente: que se implemente un arancel para Cine.Ar Play, de solo cien pesos durante el primer año y que luego se actualice anualmente en base a la devaluación del peso frente al dólar del período previo. Es un monto muy menor en comparación a los costos de otras plataformas, con lo cual mantendría un margen grande de competitividad. Y, si tenemos en cuenta que, al 2019, Cine.Ar Play contaba con algo más de un millón y medio de usuarios, representaría un ingreso extra de por lo menos 1800 millones de pesos por año para las arcas del INCAA. Mucho más que los 1100 millones de pesos que el Instituto destinará este año al Fondo de Asistencia para la Reactivación de Rodajes. Eso sí, los usuarios deberían aceptar pagar ese arancel. Y para eso, deben tener motivos: un catálogo atractivo, que sume nuevos títulos cada semana, con una producción variada, diversa y de alta calidad. Se supone que eso está, si tomamos en cuenta el discurso imperante en la industria audiovisual argentina. Entonces, no habría motivos para no salir a competir y, de paso, estimular la producción por otras vías, quitarle una carga extra al Estado y gravar solo a quienes eligen con total consciencia el producto.

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