Por Patricio Beltrami
Atención: este artículo contiene spoilers.
Luego de tres capítulos a pura sitcom, Marvel decidió explicar qué es esa realidad donde trascurre WandaVision. We interrupt this program no solo le brinda contexto a varios misterios de la serie, sino que también plantea el escenario en el que la historia se desarrollará durante las próximas semanas. A través una escena inicial digna de una película del Universo Cinematográfico Marvel (MCU), la apertura se centra en Geraldine, quien fue eyectada de Westview al final del anterior episodio. Concretamente, se descubre que se trata de Mónica Rambeau (Teyonah Parrish), personaje que había formado parte de Capitana Marvel. Su regreso a la pantalla ocurre de manera dramática, ya que se materializa en un hospital luego de haber sido borrada durante cinco años por el chasquido de Thanos. La escena trascurre a pura desesperación, entre médicos y enfermeros desbordados ante la reaparición de decenas de pacientes y familiares. En pocos minutos, a Mónica le informan sobre la muerte de su madre, María Rambeau (Lashana Lynch), y sus años como desaparecida. Sin embargo, este trauma queda relegado a la dinámica del episodio. En representación de SWORD, Mónica viaja a Westview (incluyendo referencia a Twin Peaks) para investigar un caso de desaparición de personas y, finalmente, queda atrapada e incomunicada detrás de un extraño campo magnético. A partir de ese momento, SWORD y el FBI montan una base de operaciones en el lugar para intentar rescatar a la agente y descubrir la naturaleza de las anomalías que ocurren en ese pequeño pueblo. A raíz de ello, la serie introduce a dos viejos conocidos del MCU: el agente del FBI Jimmy Woo (Randall Park) y la (ahora) astrofísica Darcy Lewis (Kat Dennings). De esta manera, el trabajo de ambos resulta esencial para hallar a la (nuevamente) desaparecida Mónica Rambeau y para comprender diversos misterios que afectan a la población de Westview: se conocen las identidades de varios vecinos; se revelan algunas incógnitas que había planteado la serie (helicóptero a colores, el mensaje en la radio o la aparición del apicultor); y se confirma que Vision está muerto (en una de las realidades). Igualmente, no existen respuestas para gran parte de las anomalías que acontecen en esta ciudad e, incluso, se plantean aún más preguntas al respecto. Si bien a lo largo del capítulo se proporciona mucha información, sobre todo durante la investigación, lo cierto es que los nuevos datos no resultan abrumadores y, también, las explicaciones son esclarecedoras y dinámicas. Asimismo, y sin caer en el comic relief, Woo y Lewis aportan varios pasajes de comedia, indispensables ante el vértigo del episodio. En este orden, también opera la autoconciencia. Por una parte, Woo se pregunta cómo el universo creó una sitcom protagonizada por dos vengadores, mientras que, como si fueran meros televidentes, el agente y Darcy se encuentran atrapados por la historia de Wanda (Elizabeth Olsen) y Vision (Paul Bettany). Los últimos minutos del cuarto capítulo trascurren casi en simultáneo al cierre del tercero. No solo se observa cómo Geraldine terminó con expulsada del pueblo, ruptura (literal) de la cuarta pared mediante, sino que se comprueban cuáles son las acciones que Wanda había efectuado, por medio de edición (cortes o rebobinado) o elipsis, para conservar su idílica vida en familia a resguardo de cualquier clase de intervención externa. Desestabilizada por el riesgo que había implicado la presencia de una infiltrada, Wanda queda impactada al ver la verdadera cara de Vision. No obstante, esta imagen dura un parpadeo y, rápidamente, regresa a su realidad junto a su esposo y a sus hijos. Dentro y fuera de Westview, ya todos saben que Wanda ha amoldado su propia realidad a gusto y piacere. Mientras tanto, el capítulo cierra al ritmo de Voodoo child y una pregunta sin respuesta queda flotando en el aire: ¿Quién controla los deseos de Wanda?