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Funcinema

Fragmentos de una mujer

Título original: Pieces of a Woman
Origen: Canadá / Hungría / EE.UU.
Dirección: Kornél Mundruczó
Guión: Kata Wéber
Intérpretes: Vanessa Kirby, Shia LaBeouf, Ellen Burstyn, Molly Parker, Iliza Shlesinger, Jimmie Fails, Domenic Di Rosa, Alain Dahan, Sarah Snook, Ben Safdie, Vanessa Smythe, Sean Tucker, Tyrone Benskin
Fotografía: Benjamin Loeb
Montaje: Dávid Jancsó
Música: Howard Shore
Duración: 128 minutos
Año: 2020


4 puntos


EL PARTO DE KAPO

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Todos más o menos sabemos que Fragmentos de una mujer trata sobre una pareja a la que la muerte de su hija durante el parto la lleva a una crisis terminal. Pero eso no le impide al director Kornél Mundruczó jugar con un suspenso insoportable durante una larga secuencia introductoria de media hora en la que la película nos prepara para eso que la sinopsis ya nos había informado con antelación: la realización de un parto hogareño (muy bien filmado, eso sí, porque este tipo de cine miserabilista precisa de una puesta en escena efectiva para subyugar al espectador), en el que todo sale mal y donde la pareja interpretada por Vanessa Kirby y Shia LaBeouf comienza a desmoronarse. Durante todo ese pasaje, por lejos lo mejor de la película en materia de puesta en escena, Mundruczó demuestra que no tiene límites con la cámara, que sabe construir climas y tensiones, que puede aplicar un plano secuencia con absoluta precisión, pero que tampoco tiene límites éticos al desplegar una serie de recursos formales por el mero lucimiento personal y por el solo morbo de hacer jugar al espectador con la muerte de un bebé. Algo parecido hacía Alfonso Cuarón en Roma, aunque al menos Mundruczó tiene el pudor de no mostrar demasiado el cadáver. Luego de ese arranque tan potente como manipulador, Fragmentos de una mujer se convertirá en un drama rutinario, plagado de metáforas obvias, trazos gruesos y situaciones donde la imagen queda supeditada al talento de sus intérpretes.

Hay que reconocerle a todos los involucrados en la película que lo hacen con una enjundia envidiable y digna de mejores causas. Ya sea el director con su ímpetu para plagar la imagen de símbolos que el espectador pueda decodificar fácilmente, como el elenco dueño de una intensidad para nada espontánea: Fragmentos de una mujer es una de esas películas que se diseñan para ganar premios y que recurren a una serie de estímulos ya vistos. El que mejor entiende el juego es LaBeouf, que le pone el cuerpo literalmente a cada situación, potenciando el costado más desagradable de su personaje, lo que implica la recurrente escena sexual incómoda de este tipo de productos. LaBeouf se pasea en pelotas, eleva la voz, golpea cosas, en un festival de gritos y –lamentablemente- pocos susurros. Todos tienen su momento para el lucimiento, especialmente Ellen Burstyn (que ya había paseado su talento por una aberración peor como Réquiem para un sueño), en un monólogo tan calculado y frío como la simulada emoción de este ladrillo fílmico. Afortunadamente Mundruczó, porque posiblemente crea que ya tiene al espectador en el bolsillo, abandona progresivamente los zamarreos de la primera hora y se aplica luego a relatar eficientemente la degradación final de esa pareja y el resurgir de la mujer, junto a esos brotes verdes provenientes de semillas de manzanas, un elemento recurrente en la película que opera como metáfora remarcadísima hasta en el mismísimo último plano.

Películas como Fragmentos de una mujer se pueden definir por uno de sus planos, en este caso uno que desnuda sus intenciones: la protagonista, luego del parto, decide volver a trabajar. No lo hace en las mejores condiciones y en determinado momento tiene que ir al baño. La cámara de Mundruczó se pone al nivel piso con el solo motivo de mostrar que la mujer está usando un pañal. Así de innecesario y ruin es todo. Pero el de Fragmentos de una mujer no es un caso novedoso, forma parte de un sistema cinematográfico que busca traficar como osadas y punzantes ideas viejas, e incluso hacer parecer el exhibicionismo y el regodeo morboso como gran cine.

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