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Las brujas

Título original: The Witches
Origen: EE.UU.
Dirección: Robert Zemeckis
Guión: Octavia Spencer, Anne Hathaway, Jahzir Bruno, Stanley Tucci, Chris Rock, Angus Wright, Philippe Spall, Simon Manyonda, Jon Prophet, Charles Edwards, Morgana Robinson, Anna Devlin, Eugenia Caruso
Fotografía: Don Burgess
Montaje: Ryan Chan, Jeremiah O’Driscoll
Música: Alan Silvestri
Duración: 106 minutos
Año: 2020


5 puntos


BRUJAS ERAN LAS DE ANTES

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Hay como una regla no escrita que indica que todas las películas basadas en textos de Roald Dahl son buenas (las dos versiones de Charlie y la fábrica de chocolate, Matilda, Jim y el durazno gigante, El buen amigo gigante, La maldición de las brujas). Sin embargo siempre hay alguien empeñado en romper el hechizo y el encargado aquí es Robert Zemeckis, quien continúa el decadente camino en el que ha ingresado su filmografía con una deslucida versión de Las brujas. Curioso caso el de Zemeckis: dueño de unas de las sagas más influyentes con Volver al futuro, fue entre los 80’s y los 90’s un noble artesano capaz de imbricar sabiamente los relatos tradicionales con las nuevas tecnologías y los efectos visuales, hasta finalmente desembocar en un impensado rol de adelantado con las técnicas de la captura de movimiento. Pero desde aquel viaje al deshumanizado cine animado de El Expreso Polar y similares experiencias nunca pudo reencausar una filmografía que solo ha sobrevivido con los golpes de efecto de su imaginería visual: eso era lo que sobresalía en la estupenda última hora de En la cuerda floja, tal vez lo mejor que filmó desde Náufrago.

Y eso que Las brujas tenía algunos elementos para recuperar al mejor Zemeckis, especialmente en la posibilidad de jugar un poco con el horror gótico como en la genial La muerte le sienta bien. Y además en el guion estaba Guillermo del Toro, que algo sabe de fantasías cinematográficas. El relato de Roald Dahl imagina un mundo en colisión entre las brujas y los niños, a los cuales odian y desean exterminar convirtiéndolos en ratas. El conflicto llegará cuando el huérfano protagonista viaje con su abuela, una señora que ha luchado toda su vida contras las brujas, a un lujoso hotel, donde terminará cruzándose con una convención de maléficas hechiceras. Hay algunas modificaciones respecto de la versión de 1990 de Nicolas Roeg, que suenan más a exigencias de la corrección política, poniendo en el centro a una abuela y un nieto negros. Es un aspecto que a los fines de la historia no dice nada, pero que dice bastante de cómo Hollywood piensa hoy más en la diversidad contable de sus películas que en contar buenas historias. Claramente Las brujas, más allá de un prólogo y una presentación de personajes que funciona, carece de imaginación y parece una copia desganada de la versión anterior.

Es que Roeg, que venía claramente de otro mundo cinematográfico, se aprovechaba de efectos prácticos y de maquillaje para darle a su película un toque entre caricaturesco y pesadillesco, una oscura fábula infantil. Y también se aprovechaba de la enorme Anjelica Huston para construir una villana con una energía arrolladora. Zemeckis, que se ha vuelto un mero administrador de efectos visuales sin mayor vuelo, hace que todo aquí luzca virtual y anodino, sin personalidad. Aunque la peor parte se la lleva Anne Hathaway, en una construcción de personaje notablemente fallida, más cercana al Gru de Mi villano favorito que a la bruja del oscuro relato de Dahl. Ni ella ni las otras brujas adquieren real personalidad, y con esa liviandad se agotan las pocas chances de que esta película prolija pero sin vida consiga algo de interés. Esta versión de Las brujas es apenas un film correcto y profesional, un producto industrial sin mayor imaginación, algo que Zemeckis claramente se dejó en el siglo pasado.

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