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24 líneas por segundo: una oportunidad para el cine argentino

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

“Mientras todos vieron el horror, él vio una oportunidad”. Algo así decía el arranque de El vicepresidente, la película de Adam McKay sobre Dick Cheney. Y algo así se podría pensar sobre lo que está sucediendo con la distribución de cine nacional y la crisis generada con el cierre de las salas ante la pandemia de coronavirus. Una de las salidas interesantes que encontró el INCAA, como una forma de ofrecer ciertas seguridades al paralizado sector audiovisual, es la de hacer estrenos a través de la señal Cine.Ar TV y la plataforma Cine.Ar Play. Es para aquellas películas que tenían estreno pautado para esta época y el mismo se vio frustrado, y con el que se mantienen ciertos aspectos legales relacionados con el dinero que deben percibir los productores. Esta semana llegaron de esa forma La creciente y Ni héroe ni traidor, y para el próximo jueves ya está anunciado el estreno de Hacer la vida. Increíblemente, este contexto realmente crítico presenta una novedad que, tímidamente, veníamos sosteniendo algunos desde hace tiempo: la posibilidad de que algo del cine argentino que se estrena por año encuentre un canal de difusión más efectivo fuera de las salas y por medios alternativos como los servicios de streaming. Seguramente en la necesidad de llegar a las salas se cruza por un lado el ego de los directores de querer hacer cine para que se vea en un cine (vamos chicos… Scorsese hizo El irlandés para la tele), y aspectos administrativos relacionados con una producción que se sostiene básicamente por el aporte del Estado. Seguramente haya vacíos legales que se deban llenar para que productores y realizadores gocen de las mismas garantías que si estrenaran en una sala. Será cuestión de ponerse a trabajar para que eso suceda. Pero llegar a los hogares por la vía del streaming es una vía más que provechosa para mucho cine nacional que no cruza las fronteras de la Capital Federal. Uno de los problemas de nuestro cine (y de muchos aspectos de este país, pero no vamos a meternos en terrenos que no comprendemos del todo) es el análisis de la situación a partir de cantidades. Entonces celebramos que haya 200 estrenos nacionales en un año, cuando el promedio nos da casi 4 películas por semana y sabemos que ni con una política de generación de público habría público para esa cantidad de películas. Sin decir, claro, que mucho de ese cine no se ve por fuera de la Ciudad de Buenos Aires (y digamos que uno vive en Mar del Plata, donde por suerte tenemos algunos festivales de cine y ciclos que nos aportan mucho de ese material que no veríamos ni de casualidad). Por eso es que el streaming es una salida más que provechosa. Porque además de garantizar una ventana para que la película se vea, también ofrece un marco de mayor sinceridad para muchos: con una película disponible en una plataforma de fácil acceso sabremos cuál es el verdadero interés que despiertan algunas películas que suponen que no tienen público porque les restringen el espacio en salas comerciales. Existiendo un espacio bien pensado como el de Cine.Ar Play (incluso Cine.Ar TV), es increíble que no se haya avanzado en esto hace tiempo. Una plataforma que ofrezca todo el contenido gratuito que ofrece, pero que además cobre una entrada virtual por los estrenos. Habrá que ver los números de visionado que ofrecen las películas que han sido lanzadas de esta manera, incluso probar con alguna película que tenga más perspectiva comercial, con algún nombre taquillero en el elenco, como para saber cuál podría ser el funcionamiento. Pero sabiendo que hay cosas más urgentes que el INCAA tiene que atender en este momento, no estaría mal que alguien se ponga a pensar seriamente esta posibilidad.

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