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Se atormenta una vecina

VENDAVAL DE TALENTO MURGUERO

Por Virginia Ceratto

(especial para @funcinemamdq)

Con una nueva función en el teatro Roberto J. Payró de Mar del Plata, y ojalá que con otras fechas en espacios convencionales o no, que tengan la estructura adecuada para el lucimiento de este equipo de profesionales, se vuelve a presentar la murga al estilo uruguayo Se atormenta una vecina, con su espectáculo Sos o te hacen?

Por partes, los integrantes de esta murga vienen de distintas formaciones, todos remando y formándose ya profesionalmente desde el 2014 y, conforme el crecimiento de todes y cada une, cambiando, reperfilándose, deconstruyendo, para lograr en este, su show presentado por primera vez a fines de 2019, un estilo propio que, sin abandonar los cánones de toda murga, en tanto protesta, denuncia, vocabulario popular y coloquial, etcétera (para quienes quieran ver más, existe Wikipedia), ha logrado una sublimación, en tanto superación, apropiándose de rasgos propios de otros estilos y también otras culturas occidentales, entendiendo que el arte universal nos compete y abarca a todos.

Escribo todes por convicción y a propósito de Sos o te hacen? Un show que pone en evidencia una realidad, problemática seguramente en las redes y en los comedores domiciliarios o escolares, tanto para quienes han entendido un cambio que refleja una realidad social que data de siglos y que comulga con varias culturas, aunque los dinosaurios no lo quieran entender ni aceptar y por ignorantes sepan poco y nada de los antiguos griegos y sus mitos, con personajes no binarios, videntes ciegos con falo y tetillas de mujer (Sófocles dixit), dioses bisexuales y mucho más, como, y vuelvo a la problemática que no tendría que ser tal, para quienes la padecen: seres humanes que no responden al modelo patriarcal binario establecido cultural y políticamente en los últimos siglos.

Y sin apelar a la literatura de Paul B. Preciado, que patenta este cambio de mirada imprescindible con el relato de su propia transformación, relato biográfico doloroso por cierto (lean che, Un apartamento en Urano) esta murga pone en escena lo obsceno, lo que está fuera de escena o se quiere ocultar, es decir, refleja lo que muchos miopes voluntarios no quieren ver ni asimilar, y lo hacen con el soporte de un formato artístico impecable y hasta con humor.

Así, presentan un espejo invertido y le largan al público su propia imagen en forma de distopía. Al estilo de El hombre en el castillo de Philip Dick, un mundo alternativo en el cual el Eje ha derrotado a los Aliados en la segunda guerra mundial y los Estados Unidos han sido invadidos y divididos entre los vencedores. Mientras los nazis se han anexionado la costa atlántica, donde han instaurado un régimen de terror, la costa pacífica permanece en manos japonesas.

En otras palabras, nos interpelan… ¿Qué pasaría si la norma fuera no ser binario, no ser hétero? ¿Qué pasaría si la regla dictara que ya no más embarazos ni recién nacidos, que el aborto, en casos abominables de embarazos (estoy siendo irónica y sarcástica, no creo que los embarazos sean abominables, aunque esté en la marea verde) fueran obligatorios? ¿Qué pasaría con un heterosexual que se anima a dejar el gueto?

Y lo hacen desde un armado y entramado en donde el canto, ya sea de sus propias bases musicales con letra original como aquel que tributa a grandes visionarios, como Mercury o Charly García, por nombrar a dos solamente, e incluso el recurso de apelar a publicidades archiconocidas, pero aquí re contextualizadas y por eso mismo efectivas, es impecable, en donde el canto, reitero, se agradece tanto en su forma coral como solista. Le sumo a esto un vestuario y maquillaje sumamente cuidados, donde la impronta medieval se armoniza con detalles futuristas que no dejan de denunciar, incluso, el cotillón de ciencia ficción de la sociedad de consumo que muchos compran. También se destaca y es vigorizante, el histrionismo de todes y cada une, los que más actúan y los que más cantan. Y los que bien bailan.

Otro de los méritos del subtexto y texto de Se atormenta una vecina es que queda muy en claro que la única y tal vez última alternativa para les humanes sea la convivencia de la especie entre sí, no simplemente la tolerancia (que es bancarme lo que no soporto), sino la aceptación de que no hay esa normalidad aparente y discriminatoria (obvio, no hablo de psicópatas o sociópatas, de todo color y sexualidad, no endilguemos pavadas que aquí no caben, ni en mi texto ni en el escenario). Y escribí convivencia, aquello que no parecen entender los binarios y binarias que aturden con sus lazos celestes y pretenden obligar a parir a quien no puede, o simplemente, no quiere, y encima reducen a la categoría de rarito/a a quien no se percibe de acuerdo con su genitalidad de nacimiento. Disidentes, por ejemplo, se llaman disidentes, y son normales, término que tanto gusta, aún a quienes no distinguen el agua del carbón y persisten en creer que la tierra es plana.

Esta murga te tira el dato, y no como bomba de estruendo, te lo tira con arte y humor, te lo tira con gracia. Si lo entendés, es porque diste un paso en el nuevo milenio y si no, al menos te gustará el show. Como casi sexagenaria con sus luchas contra los molinos de viento, creo que si elles son el presente que marcará un futuro, sí, hay futuro, para los miles de chiques que sufren, para que pronto, muy pronto, Paul B. Preciado no tenga que contar una experiencia desde la sabiduría y el dolor, sino desde la experiencia, una más.

Imperdible.

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