Título original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Lucas Bucci, Tomás Sposato
Guión: Lucas Bucci, Tomás Sposato
Intérpretes: Jero Freixas, Lucas Bucci, Tomás Sposato
Fotografía: Lucas Bucci, Tomás Sposato, Diego Poleri
Montaje: Manuel Margulis
Música: Gonzalo Córdoba
Duración: 69 minutos
Año: 2019
6 puntos
UNA PELÍCULA DENTRO DE UNA PELÍCULA DENTRO DE…
Por Mex Faliero
Los payasos es el título de este documental con elementos de ficción, pero también el título de la película dentro de la película: un corto llamado Los payasos es invitado a participar en un Mundial de Cortometrajes que se realiza en la ciudad brasileña de Florianópolis y hacia allí viajan el director, el camarógrafo y el protagonista con la intención de registrar todo lo que suceda. Lo que vemos, entonces, es ese registro, la representación real del viaje y del festival y la ficcionalización de los vínculos entre los protagonistas. Desde su esencia, la película de Lucas Bucci y Tomás Sposato se permite varios elementos lúdicos, principalmente armar y desarmar ante los ojos del espectador una historia que borronea sus límites entre lo real y lo ficcional. Un juego que, como toda experimentación, encuentra sus zonas de placer pero también algunas complicaciones.
Hay una primera etapa de Los payasos que sigue caminos más firmes desde lo formal: se da la conformación del grupo, la decisión de viajar, el viaje en sí y la llegada a territorio brasileño. Hay algo de Christopher Guest en el aire, con la fricción entre las expectativas de los protagonistas, sus ambiciones, y la realidad a la que se enfrentan, un universo prosaico y bastante ridículo. Porque el Mundial de Cortos es un evento mucho menos glamoroso del que imaginan y lo que exponen Bucci y Sposato, con un nivel de honestidad apreciable, son los egos del artista, su apariencia amable que esconde en sus pliegues algunas oscuridades. Esos son los mejores pasajes de Los payasos, cuando el trío se enfrenta a la dura realidad y sus miserias comienzan a surgir, cuando no la reconocible chantada argenta con ecos a lo que ocurrió en Brasil 2014 con los argentinos que fueron al Mundial de Fútbol. Es ahí donde la película encuentra momentos de comedia muy efectivos, con un trío de protagonistas que cumplen perfectamente roles prototípicos: el director neurótico, el camarógrafo que se escuda en un espacio off y el actor extrovertido y de personalidad arrolladora. La química entre ellos funciona a la perfección y Los payasos parece una comedia de viajes sobre amistad masculina.
Pero algo sucede que modifica los planes de los protagonistas y, también, los de la película: el corto Los payasos no logra avanzar en el Mundial de Cortos y el director, el cámara y el actor por poco que quedan varados en Florianópolis, sin un objetivo mayor. Es ahí donde Los payasos se dispone a registrar ese vacío pero, mucho más, a loopear los efectos del falso documental, a estirar esos límites ya borroneados y ponerlos en un lugar incierto. Y es donde el juego que proponen los directores empieza a chirriar un poco, debido a que la comedia se vuelve menos tangible y entra todo en un territorio de autorreflexión un poco confuso. Ese registro de la deriva emocional de los personajes atenta contra el espíritu original de la película, y Los payasos se vuelve un poco anti-climática. Recién hacia el final retoma la iniciativa, con una secuencia en la que los personajes se reencuentran después de un tiempo e intentan limar las asperezas generadas. Ahí desaparece lo documental y la ficción se vuelve explícita. En todo caso Los payasos se obsesiona con revelar ante los ojos del espectador las transiciones de documental a ficción, de hacer evidente ese proceso. Lo hace, incluso, a costa de perder su propia fluidez. Es un riesgo y se agradece, aunque los resultados no terminen de ser los deseados.