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Martina Juncadella: “La crisis genera un impacto en los modos de representación”

Por Paola Jarast

(@funcinemamdq)

Quien siga con cierta frecuencia el cine independiente argentino, se habrá encontrado con la figura de Martina Juncadella. Acaso porque esta actriz ha trabajado con directores tan conocidos para este tipo de cine como Luis Ortega, Anahí Berneri, Milagros Mumenthaler y Ezequiel Acuña. Todos realizadores de estilos distintos que tienen en común el haber trabajado o seguir trabajando con presupuestos acotados, sin que esto impida ni la creatividad ni el sello personal. En estos contextos, Juncadella realizó toda clase de personajes en tonos completamente opuestos: los hubo sobrios y melodramáticos, dramáticos y -en el caso de su última película: Noemí Gold– cómicos. Dicha versatilidad en los personajes también parece trasladarse a su propia actividad artística. Aquí esta joven intérprete da cuenta de dicha versatilidad y de sus diversos intereses.

-¿Qué me podés contar sobre Un personaje volador? ¿Cómo sentiste esta experiencia en la dirección?
Un personaje volador
es un proyecto de largometraje de ficción que estoy escribiendo y desarrollando con Iosi Havilio. Estoy sumergida desde hace un año en el primer proceso de mediano aliento que me propongo, y me está dando muchas satisfacciones. Mis cortometrajes están armados con una urgencia que era la urgencia de hacer sin requisitos, probar algo y jugar con eso hasta llegar a una forma. Todo lo que hago está en esa etapa ahora, y creo que es bueno, es parte de la juventud. Primero, hablando concretamente de la película, puedo decir que lo que más disfruto es investigar y escribir, sentir la película en tiempo presente y no en esa cosa diferida, para cuando sea rodaje que me conecta con pensar en el resultado, en la idea de que algo funcione, y termina siendo frustrante. De todos modos, tampoco voy a esperar cinco años para filmarla.

-¿Qué lugar ocupan la literatura y la escritura en tu vida? ¿Cómo surge Socios fundadores?
Un lugar que se mueve. Escribo poemas, mi cabeza es editora y siento mucho placer cortando y rearmando. Eso es un poco la literatura, o lo que me interesa de esa práctica ahora. Socios surge en el taller de Cecilia Pavón, con Pablo Petkovsek y Jacqueline Golbert. Apenas nos conocíamos, y decidimos hacer la editorial. Era mi sueño. Y cuando descubrimos que nos interesaba editar primeros libros y que el carnicero de nuestro barrio escribía poemas del carajo nos excitamos mucho. Hasta ahora editamos once libros de poesía, narrativa breve y ensayo. Lo que más feliz me hace es que encontramos nuestro modo de existir.

-Has hecho cine y teatro. ¿Cómo te sentís en cada una de estas plataformas?
El otro día cenando con amigas actrices, nos preguntábamos qué preferíamos, si cine o teatro (tele no hice y me da mucha vergüenza, no puedo explicarlo). Fue duro elegir la respuesta, y después nos reímos de la pregunta. Dije que prefiero el teatro, porque me encanta la posibilidad de construir un mito, hacer algo tan mágico que sólo algunos hayan podido ver y lo comenten y lo hagan existir. Pero es una visión romántica.

-¿Cómo ves el desarrollo del cine independiente en la Argentina? ¿Qué diferencia hay para vos como actriz entre trabajar en cine industrial e independiente?
Como ambas, sólo encajo en lo independiente. Casi siempre actué en óperas primas, y ahora me estoy proponiendo hacer una. El cine independiente siempre va a existir, y las crisis alimentan. Alimentan en el sentido de que hacen que sea necesario hacer lo que se hace. Dan ese tinte de urgencia vital. Ojalá no necesitara sentir la crisis (desde mi casa privilegiada en Capital) para decir esto. Pero nací en este país y ya se me imprimió eso. La crisis genera un impacto en los modos de representación y sufren un quiebre, ese quiebre construye futuro. En este momento confío en que ese quiebre traerá lo nuevo: ojalá la cultura no lo capture tan fácilmente y se reinventen los modos de hacer, se inauguren nuevas narrativas desde abajo. Tengo fe en eso. Y  el cine está en eso también, filmar es difícil a través del INCAA, las posibilidades son mínimas. Toda la burocracia. Anquilosa el resultado, lo controla. Lo siento como actriz también. Ojalá pueda lograr algo de esto que digo acá en mi película.

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