Título original: The last Summer
Origen: EE.UU.
Dirección: William Bindley
Guión: Scott Bindley, William Bindley
Intérpretes: K.J. Apa, Maia Mitchell, Norman Johnson Jr., Jacob Latimore, Wolfgang Novogratz, Sosie Bacon, Mario Revolori, Jacob McCarthy, Halston Sage, Tyler Posey, Gage Golightly, Nicole Forester, Audrey Grace Marshall, Valerie Jane Parker, Sameera Rock, Ed Quinn, Gabrielle Anwar, Heidi Johanningmeier, Jackie Sandler, Brenna Sherman
Diseño de producción: Freddy Waff
Montaje: William Hoy, Melissa Remenarich-Aperlo
Música: Ryan Miller
Duración: 109 minutos
Año: 2019
5 puntos
VERANO DEL ´19
Por Rodrigo Seijas
Con cada vez más ahínco, Netflix construye contenido cinematográfico centrado en y destinado a ese público tan demandante como elusivo que son los jóvenes adultos. Por eso se acumulan producciones como A todos los chicos de los que me enamoré, La cita perfecta, Sierra Burgess es una perdedora y El stand de los besos, hasta ahora con saldo entre discreto y mediocre. Nuestro último verano amaga con despegarse de la media, pero finalmente no logra explotar a fondo su potencial.
El modelo narrativo de la película de William Bindley es el relato coral, centrándose en diversos jóvenes de Chicago que atraviesan las últimas vacaciones antes de encarar la etapa universitaria. De ahí que se vaya desplegando una galería de personajes bastante extensa, con sus correspondientes subtramas, a veces interactuando, otras yendo por vías separadas: una bella joven que inicia una relación con un deportista en ascenso; una chica y un chico que empiezan a trabajar juntos en un proyecto cinematográfico, se van progresivamente enamorando pero deben lidiar con fantasmas paterno-filiales; dos jovencitos que fingen ser agentes de bolsa para poder beber alcohol en un bar y encuentran mucho más de lo esperado; una niñera que no termina de decidirse por un rumbo profesional; etcétera.
Las idas y vueltas románticas, existenciales, relacionales, afectivas y hasta filosóficas se acumulan sin pausa, y si bien Nuestro último verano arranca de manera un tanto dubitativa, promediando el metraje parece hallar el tono pertinente, liviano y preciso a la vez. Sin embargo, cuando tiene que arribar a las distintas resoluciones, lo hace de forma entre apresurada y sentenciosa. Pero lo peor es cómo el film se pretende diverso a partir de la cantidad de personajes que presenta, pero eventualmente se manifiesta conservador, por ejemplo, con la sexualidad, que transita todos los estereotipos heterosexuales.
El mosaico casi inevitablemente desparejo que traza Nuestro último verano termina luciendo un tanto repetitiva y avejentada, casi incluso televisiva, a tal punto que por momentos recuerda a telenovelas tipo Verano del ´98. De hecho, podría decirse que Richard Linklater y John Hughes ya hicieron esto, y mucho mejor.