Título original: To all the boys I’ve loved before
Origen: EE.UU.
Dirección: Susan Johnson
Guión: Sofia Alvarez, basado en la novela de Jenny Han
Intérpretes: Lana Condor, Noah Centineo, Janel Parrish, Anna Cathcart, Andrew Bachelor, Trezzo Mahoro, Madeleine Arthur, Emilija Baranac, Israel Broussard, John Corbett, Kelcey Mawema, Julia Benson, Joey Pacheco, Jordan Burtchett, June B. Wilde, Isabelle Beech, Hunter Dillon
Fotografía: Michael Fimognari
Montaje: Phillip J. Bartell, Joe Klotz
Música: Joe Wong
Duración: 99 minutos
Año: 2018
6 puntos
BORRADOR SOBRE EL AMOR ADOLESCENTE
Por Rodrigo Seijas
Mientras el cine nacional –tan supuestamente plural y diverso- sigue sin prestarle la más mínima atención a lo que les sucede a los jóvenes argentinos en las escuelas, el universo estudiantil estadounidense continúa siendo una fuente inagotable para Hollywood. Aún con sus numerosos desniveles, A todos los chicos de los que me enamoré –producción original de Netflix- aporta rasgos potencialmente atractivos y a tener en cuenta a futuro.
Basado en una novela de Jenny Han, el film dirigido por Susan Johnson se centra en Lara Jean (Lana Condor), una joven que trata de transitar su vida estudiantil y hasta familiar con la menor conflictividad posible, comportándose de manera introvertida y sin llamar la atención. Sin embargo, cuando una serie de cartas de amor que había escrito a los chicos de los que se había ido enamorando llegan a sus destinatarios, se da un antes y después en su existencia, con numerosas consecuencias: comienza a entablar un particular vínculo con uno de los jóvenes más populares de su colegio, debe reevaluar los lazos con sus seres queridos y resurgirán los recuerdos de su madre fallecida, todo de manera bastante frenética.
Es la primera mitad de la película la más atractiva, no solo por la paciencia con que el relato va presentando los conflictos, sino también por cómo trabaja la comedia y las posibles interacciones con el drama de manera relajada, sin forzar las instancias de choque. Allí es donde mejor funciona la fusión con la materialidad literaria desde la voz en off, pero también los aportes que hacen los personajes secundarios y que constituyen ese mundo de relaciones que rodea a Lara Jean. Todo eso permite que al mismo tiempo no haya una remarcación del origen asiático de la protagonista, sino que fluya con total naturalidad, lo cual se agradece en tiempos de corrección política demasiado explícita.
Es cuando tiene que hacer estallar y resolver todos los conflictos que la película empieza a tropezar, porque apura sus decisiones, deja unos cuantos cabos sueltos y se adentra excesivamente en terreno dramático, donde se nota que tanto la directora como la protagonista no se sienten del todo cómodas. Pero aún así se puede apreciar una autoconsciencia sana de los estereotipos y convenciones escolares y adolescentes, además del delineamiento de un universo donde el amor y el dolor, la amistad y los enfrentamientos, la pérdida y el descubrimiento, conviven y se entrecruzan naturalmente. El cierre deja las puertas abiertas para una secuela, que podría justificarse desde el interés que generan unos cuantos personajes. A todos los chicos de los que me enamoré funciona como borrador de un mundo en expansión, pero todavía falta el texto definitivo.