Muy Buena
LA LLAMA VIVA DEL DESEO
Por Rocío Rivera
Vivir sus deseos, agotarlos en la vida, es el destino de toda existencia.
Henry Miller
Según el psicoanálisis, el deseo y los proyectos con los cuales nos relacionamos con el futuro, son el obstáculo que pone la pulsión de vida por sobre la pulsión de muerte; desear y accionar de acuerdo a aquello que queremos alcanzar sería una de las causas principales por las que seguimos viviendo según esta teoría de pensamiento. Para quien escribe, es real que el deseo es el gran movilizador vital que tenemos todos y cada uno como potencial de acción y de interacción con el mundo, aunque deseamos a lo grande, con cosas que creemos imposibles de alcanzar, ¿Quién no ha perdido horas de sueño fantaseando situaciones y eventos que parecerían bastante inaccesibles en nuestra cotidianeidad? Del poder del deseo, de no darse por vencido ni aún vencido y de mantener la llama viva del anhelar se trata De ilusiones se vive, la nueva obra de Paula Marrón protagonizada por María de Cousandier y Fausto Guerra.
La puesta en escena es sencilla: una habitación de hospital, una cama, una silla, un sillón, una mesita de luz, una mesa del hospicio. La historia es profunda: una bailarina de tango hacia el final de su carrera (la doble carrera artística y la vital) que a pesar de eso, anhela con una última presentación a todo trapo. ¿Por qué desea esto? Porque la invitaron a un reconocimiento por parte del municipio de 9 de Julio, para homenajear su trayectoria artística. Lo que sucede es que ella pareciera no estar en la mejor de las situaciones: todo lo que el único visitante que se acuerda de ella le trae, no la conmueve, está molesta, incómoda. Leer ya no la satisface, charlar ya no la entretiene… ahora en su cabeza solo está presente esta última oportunidad de bailar. No será nadie más que ése único amigo quien la ayudará a mantener la chispa del deseo por esa presentación y ese viaje por venir.
Para ello, los personajes arman cronogramas de entrenamiento, ensayos, recuerdan la lógica de la milonga cantándose unos tangos, imaginan como será esa presentación…todo dentro de la habitación hospitalaria. Ésta única locación se convierte en primera instancia en un indicio de lo que sucederá y al mismo tiempo se vuelve un desafío para los actores, pero ambos lo resuelven de forma correcta: sin abandonar nunca la escena y solo con la ayuda de las luces que permiten entender el paso del tiempo y de situación dramática (junto con alguna prenda de más o de menos del vestuario), los actores componen la temporalidad de la historia y las atmósferas emocionales que acompañan cada estadio del devenir dramático, que pasa de la exaltación a una cuasi resignación feliz y tranquila, aquella que llega al entender que a veces por más que todo se quiera, se obtiene lo que se puede. Y eso tampoco está mal. Ambos personajes están bien constituidos y se complementan para entender el momento de transición que están atravesando, que aunque casi no se pronuncie, se entiende desde los estados anímicos que transmiten sus corporalidades, tonos de voz y gestualidades: hay cosas que exceden al deseo humano pero que nos permiten seguir en pie, entero o a pedazos, para seguir avanzando en la vida, porque morir es estar quieto y estancado, no estar deseando y soñando con el futuro por venir.
La música, tanto diegética como extradiegética, acompaña también las situaciones que van deviniendo en el progresar de la historia. En ellas, la estética del tango, la añoranza por un futuro esperanzador, la nostalgia de lo viejo, la idea de la partida y de la pérdida concuerdan a la perfección con la idea que circula a lo largo y a lo ancho de la obra: de ilusiones se vive… que se concreten es otro cantar.
Dirección: Paula Marrón Dramaturgia: Paula Marrón Actúan: María De Cousandier, Fausto Guerra Diseño de vestuario: Julia Moretti Diseño de espacio: José Escobar Diseño de luces: Ricardo Sica Fotografía: Paula Marrón Diseño gráfico: Leandro Torres Asistencia de dirección: Jimena Palma Prensa: CorreyDile Prensa Producción ejecutiva: Paula Marrón Duración: 60 minutos Sala: El Camarín de las Musas (Mario Bravo 960, CABA) – Domingos a las 20:00. Hasta el 31 de mayo.