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Velvet Buzzsaw

Título original: Ídem
Origen: EE.UU.
Dirección: Dan Gilroy
Guión: Dan Gilroy
Intérpretes: Jake Gyllenhaal, Rene Russo, Zawe Ashton, Tom Sturridge, Toni Collette, Natalia Dyer, Daveed Diggs, John Malkovich, Billy Magnussen, Alan Mandell, Mig Macario, Nitya Vidyasagar, Sedale Threatt Jr., Mark Steger
Fotografía: Robert Elswit
Montaje: John Gilroy
Música: Marco Beltrami, Buck Sanders
Duración: 113 minutos
Año: 2019


6 puntos


EL ARTE DEL DISPARATE

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

Casi todo el relato de Velvet Buzzsaw está atravesado por la sensación casi palpable de que en cualquier momento todo se va al demonio. Y a la vez, persiste la impresión de que hay un realizador que quiere mantener las riendas de lo que está contando a toda costa. La consecuencia de este choque de polos opuestos en una misma narración es un híbrido que busca deliberadamente ser un poco inclasificable, con resultados mixtos pero ciertamente interesantes.

En cierta forma, Dan Gilroy pareciera querer repetir temas que ya estaban subyacentes desde su ópera prima, Primicia mortal (que continúa siendo su film más lúcido): las manipulaciones ejercidas desde lugares de poder; la voluntad casi devoradora por escalar dentro de distintos ámbitos; la potencia de las imágenes y cómo son capaces de moldear a los individuos; los límites éticos y morales (o más bien, la falta de ellos) dentro de las esferas profesionales; la construcción de mentiras alrededor de distintos eventos; y el simbolismo que aporta Los Ángeles como marco para todas las miserias previamente enunciadas. Claro que aquí todo adquiere un cariz más explícito a partir un relato situado en el mundo del millonario comercio del arte, en el que la obra de un misterioso artista recientemente fallecido exhibe capacidades sobrenaturales, ejerciendo un brutal castigo sobre todos los que intentan sacar una ganancia de ella.

Gilroy no se anda con sutilezas y arma una galería de estereotipos remarcados casi hasta lo exasperante: el crítico arte pagado de sí mismo (Jake Gyllenhaal); la representante y comerciante tan exitosa como despiadada (Rene Russo); la secretaria que quiere tener un éxito propio y está dispuesto a todo para conseguirlo (Zawe Ashton); la curadora preparada para venderse al mejor postor (Toni Collette); el artista desencantado de todo (John Malkovich); y un largo etcétera. Todos seres sumamente intensos, cínicos en sus comportamientos y definitivamente hipócritas, a los cuales la película irá castigando con bastante saña, aunque el instrumento preferido del realizador sea el asesinato perpetrado por fuerzas lindantes con lo infernal.

Por momentos, Velvet Buzzsaw se pasa de rosca en su desprecio hacia los personajes, como si amenazara con darse la mano con el Iñárritu pedante de Birdman. Pero Gilroy tiene la inteligencia suficiente para no repudiar o mirar con suficiencia al género en que se inscribe la película, que es el del terror. Y aunque no lo termine de explotar a fondo, porque hay secuencias que no llegan a generar la inquietud necesaria, todo se aligera, la narración queda impregnada de un humor bastante oscuro y las lecciones sobre la avaricia que predomina en ese universo donde lo mercantil se da la mano con lo artístico ocupan hasta un lugar secundario.

Aunque Velvet Buzzsaw está lejos de ser perfecta, pues acumula demasiadas subtramas y hasta entra en un mecanismo de repetición que estira excesivamente el metraje, no deja de ser un divertimento inusual y hasta desconcertante dentro del panorama cinematográfico actual. Hay que reconocerle a Netflix el mérito de albergar un film que podría repeler a una gran mayoría de espectadores. Y a Gilroy el tirarse a la pileta, aún a riesgo de equivocarse.

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