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Funcinema

Escolta

Título original: Close
Origen: EE.UU. / Reino Unido
Dirección: Vicky Jewson 
Guión: Vicky Jewson, Rupert Whitaker 
Intérpretes: Noomi Rapace, Olivia Jewson, Abdellatif Chaouqi, Sophie Nélisse, Huw Parmenter, Cherise Silvestri, Indira Varma, Sargon Yelda, Robin Kermode, Charley Palmer Rothwell, Eoin Macken, Akin Gazi, Jonathan Jude, George Georgiou, Christopher Sciueref
Fotografía: Malte Rosenfeld 
Montaje: Richard Smither 
Música: Marc Canham 
Duración: 94 minutos
Año: 2019


3 puntos


RAPACE CONTRA TODOS (INCLUSO LA PELÍCULA)

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Es cierto que la sueca Noomi Rapace tiene un tipo de presencia fuerte y hasta imponente, relacionada no tanto con su físico sino con su mirada y sus cualidades gestuales, que la colocan en un lugar óptimo para llevar adelante películas policiales o de acción, lo cual no se puede decir de muchas actrices en el mundo (ahí tenemos el enorme error de casting que es Luisana Lopilato en Perdida como ejemplo). El problema de Rapace es que todavía no encontró un film que explote a fondo sus cualidades: la trilogía Millennium lo hacía a medias (en parte por las propias limitaciones de sus relatos); películas como Unlocked o Sherlock Holmes: juego de sombras no pasaron de lo discreto; y ahora tenemos Escolta (que puede verse en Netflix), que es definitivamente mediocre.

Lo mejor del film co-escrito y dirigido por Vicky Jewson está en el comienzo, donde vemos a Sam Carlson (Rapace) desempeñándose como custodia de unos periodistas en Medio Oriente y salvándolos de un súbito ataque terrorista en el medio del desierto. Esa secuencia posee bastante nervio y tensión, pero a partir de ahí todo irá barranca abajo, incluso en la presentación del conflicto: a Sam, que trabaja en el sector privado, le toca ejercer de guardaespaldas de Zoe Tanner (Sophie Nélisse), una chica rica y malcriada que está destinada a heredar buena parte del imperio industrial construido por su padre recientemente fallecido; y lo que parece ser inicialmente una labor rutinaria decanta rápidamente en una catástrofe, con unos mercenarios intentando matar a Zoe y Sam obligada no solo a protegerla, sino también a huir con ella. Si la premisa prometía, la película se va encargando de sepultar toda expectativa, transitando y regodeándose en todos los lugares comunes posibles.

A medida que avanza, el relato nunca remonta, básicamente porque es una mezcolanza indigerible, donde conviven la huida de Sam y Zoe; una guerra corporativa como telón de fondo (y en donde la madrastra de Zoe tiene un papel decisivo); niveles melodramáticos vinculados al padre fallecido de Zoe y una hija de Sam a la cual tuvo de joven y nunca crió; y una enorme cantidad de vueltas de tuerca en pos de ir revelando quién está detrás de la conspiración para asesinar a Zoe, cada una más arbitraria e inverosímil que la anterior. Escolta se va enredando cada vez más y pierde fuerza en todas sus vertientes: no interesan nunca los dramas particulares de las protagonistas; el lazo materno-filial que supuestamente entablan solo está dado por la palabra y jamás por la acción; las secuencias de alto impacto están lejos de ser creíbles; la trama policial tiene agujeros por todos lados; y el conflicto entre corporaciones tiene aristas casi risibles.

De ahí que el único valor que posee Escolta es el carisma y compromiso de Rapace, que le pone el cuerpo a las balas y aporta algo de credibilidad a una película muy floja, que definitivamente no la merece. Todo lo demás es totalmente irrelevante.

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