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El final de todo

Título original: How it ends
Origen: EE.UU. / Canadá
Dirección: David M. Rosenthal 
Guión: Brooks McLaren 
Intérpretes: Theo James, Kat Graham, Nancy Sorel, Nicole Ari Parker, Forest Whitaker, Grace Dove, Aaron Hughes, Lanie McAuley, Josh Cruddas, Aidan Ritchie, Rick Skene, Kerry Bishé, Eric Keenleyside, Mark O´Brien
Fotografía: Peter Flinckenberg 
Montaje: Jason Ballantine 
Música: Atli Örvarsson 
Duración: 113 minutos
Año: 2018


6 puntos


CUESTIÓN DE INFORMACIÓN

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

El sub-género de catástrofes es uno de los terrenos donde el cine actual –especialmente el estadounidense- parece estar siempre expuesto a encontrar límites, no solo en las premisas, sino también en la construcción de secuencias e imágenes. Ahí tenemos a Día de la Independencia: contraataque y Rascacielos como ejemplos de lo catastrófico –desde la ciencia ficción o la acción- convertido en algo rutinario y poco sorprendente. En el medio de este panorama, aparece El final de todo, film de Netflix que quiere aportar algo propio desde un lugar más pequeño pero aún así ambicioso.

La película, dirigida por David M. Rosenthal (realizador de las discretas Al primer disparo y El tipo perfecto), se centra en Will (Theo James), un joven que visita a los padres de su novia en Nueva York y que cuando se desata una especie de cataclismo de orígenes y causas desconocidas, debe emprender un viaje desesperado en auto junto a su suegro Tom (Forest Whitaker) para tratar de hallar a su pareja, que se encuentra en Seattle. Si el arranque roza el trazo grueso en su retrato de las diferencias entre los protagonistas (Tom deja demasiado claro que no tiene buena opinión de Will, una y otra vez en unos pocos minutos), en cuanto empiezan a surgir los primeros indicios de que se dio un acontecimiento ambiental grave y da comienzo el viaje, la historia empieza a mostrar unos cuantos hallazgos.

Las virtudes surgen principalmente desde el manejo de la información: el drama familiar queda bastante de lado, adquiriendo centralidad el desconcierto que aqueja no solo a los personajes principales, sino también a todos con quienes se cruzan. Nadie sabe nada, nadie tiene respuestas, no están claros los alcances de la catástrofe y la ruta pasa a ser un espacio definitivamente hostil, donde los obstáculos pueden aparecer desde cualquier lado, con lo que cualquier preparación es insuficiente. Con esa base, El final de todo aprovecha para crear varios momentos tensos y hasta impactantes, donde las imágenes dicen mucho más que las palabras: una tormenta eléctrica de inusual violencia, una brújula donde no aparece el norte, un tren descarrilado, un incendio devastador, negocios que parecen tierra arrasada. En varios pasajes, coquetea con el terror y le saca bastante partido a esa orientación.

Claro que ese retaceo de la información, hacia los últimos minutos le termina jugando en contra a la película. Y cuando El final de todo vuelve a hacer más foco en los vínculos afectivos, se pone definitivamente arbitraria, con algunas escenas difíciles de justificar. El plano final (ciertamente frustrante aún desde los méritos en su composición) sintetiza buena parte de las encrucijadas que afronta la narración y las tensiones que se dan entre el guión y las imágenes que busca crear. Por momentos, los conflictos no van de la mano con la puesta en escena, lo cual delata ciertas indecisiones y afecta el conjunto. El final de todo es un film interesante a nivel estético, pero demasiado desparejo desde lo narrativo, con lo que no llega a redondear por completo su propuesta.

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