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José Militano: “Pensamos las relaciones de amigos con dinámicas matrimoniales”

Por Paola Jarast

(@funcinemamdq)

El joven cineasta sáenzpeñense José Militano presentó su ópera prima, Música para casarse, película que escribió y dirigió, en la sección Comedia de la última edición del BAFICI. El proyecto se realizó gracias al apoyo otorgado por el premio Opera Prima del INCAA. Funcinema conversó con él acerca del proceso de rodaje, pre producción y sus expectativas respecto del recorrido de su película.

-¿Qué significó para vos haber podido estrenar tu película en el BAFICI?
Fue algo muy especial para mí, por lo que significa el festival para el cine independiente en Argentina, y porque fue la primera vez que pudimos compartirla con el elenco y el equipo técnico. Cuando empecé a estudiar cine, el BAFICI era el evento al que todos queríamos ir, y fue muy emocionante estar esta vez del otro lado de la experiencia.

-Recibiste el premio Opera Prima del INCAA. ¿Qué posibilitó este apoyo?
El apoyo del INCAA fue fundamental para poder hacer la película. Un premio como Opera Prima permite a directores y productores nuevos como nosotros hacer realidad proyectos que no serían posibles de otra manera, y por eso es importante que oportunidades como esta sigan vigentes en la estructura del Instituto.

-¿Qué recorrido deseás que haga la película?
Me encantaría que la película pudiera comenzar un recorrido por otros festivales mientras programamos el estreno comercial. Con respecto a esto último, nos gustaría que pudiera verse también en el interior, especialmente en los lugares que nos dieron su apoyo para poder hacerla.

-Siendo oriundo de Chaco, ¿cuán importante era para vos que Vera fuese similar en tanto pueblo?
Lo importante para mí era que el lugar tuviera cierta cualidad que no todas las ciudades del interior conservan. Incluso la ciudad donde yo nací, en estos diez años desde que me fui, ha cambiado bastante, y muchos lugares que recordaba de una manera fueron remodelados o desaparecieron. En este sentido, Vera todavía mantenía intactos muchos detalles que contribuían al espíritu y los climas que yo buscaba en la película.

-¿Qué posibilidades y recursos brindó el hecho de filmar en Vera?
Filmar en Vera fue una de las mejores decisiones que tomamos. Martín Lapissonde, uno de los productores de la película, nació en este lugar, y su conexión con la ciudad y la gente nos permitió conseguir ayuda logística, alojamiento, locaciones, vehículos y hasta el armado del salón de fiestas del casamiento. La gente en Vera estaba entusiasmada con el proyecto y nos hizo sentir en casa, y todos nos divertimos mucho cambiando por completo nuestro estilo de vida durante un mes entero.

-¿Cómo elegiste a los actores? Sé que probaste si los actores tenían instinto musical.
El proceso de casting fue algo muy importante, y pudimos utilizarlo para ver qué cosas funcionaban del planteo original que teníamos de los personajes y cuáles podíamos seguir descubriendo. Fue esencial el trabajo de Mariel Fernández, la directora de casting, que tenía una visión mucho más desprendida del material y me empujaba a probar distintos colores y dinámicas. Con respecto al problema del canto, lo que hicimos fue preguntarles a todos si cantaban o tocaban algún instrumento, como para saber si tenían cierta intuición musical. Más adelante hicimos una prueba de playback para ver cómo se llevaban con ese proceso, y luego hicimos el doblaje final con los cantantes líricos.

-La película está atravesada por la música y de modo muy bello. ¿Qué importancia tiene para vos en la música en esta película? ¿Tenés alguna formación musical?
Yo estudié piano desde chico, aunque sólo por diversión, y más adelante, viviendo en Buenos Aires, trabajé un tiempo como asistente en producciones de ópera de Juventus Lyrica y el Teatro Colón. Además, mi abuela cantó toda su vida en el coro de mi ciudad, y yo estaba acostumbrado a acompañarla a los ensayos y los conciertos. Inevitablemente, algo de todo esto se filtró con naturalidad y me dio la oportunidad de plantear, a través de la relación de los personajes con la música, los distintos estados que el relato tenía que atravesar.

-En el Q. and A. posterior a una función te remitiste a la Nueva Comedia Americana y a los sistemas de amigos que funcionan como matrimonio, dinámica llevada a cabo con mucha naturalidad por tus dos protagonistas. Entiendo que es lo que estabas trabajando en tu tesis; contaste que fue tu tesis y primera película a la vez. ¿Cómo fue que llegaste a hacer de tu tesis una película?
En realidad fue mi director de tesis quien me hizo notar que estaba escribiendo una película que hablaba de los mismos problemas que mi investigación teórica. Creo que estas dos cosas se nutrieron la una de la otra, y me dieron la posibilidad de pensar en profundidad las relaciones de amigos con dinámicas matrimoniales, y las estructuras sentimentales que se siguen transformando en una época donde los límites entre los vínculos son un poco más difusos.

-¿Se trabajó con improvisación? Hay mucha ternura en el vínculo entre María Soldi y su hermano, Diego Vegezzi, así como entre él y su amigo. Quisiera saber cómo se logró eso. Si hubo muchos ensayos, si posibilitó mayor confianza que todos tuvieran que trasladarse a Vera para rodar.
Una vez más, el proceso de casting fue muy importante en este sentido. Yo sabía que si elegíamos bien a los actores, después la dirección no iba a ser muy difícil. Muchas cosas ya las habíamos probado en el casting, y una vez formado el elenco simplemente elegimos ensayar previamente escenas específicas que sentíamos que concentraban los aspectos más importantes de los personajes y de su manera de relacionarse entre sí. En esa instancia pudimos probar improvisaciones que después incluso fueron parte del guión. Por otra parte, personajes como Rodri y Braian tenían menos responsabilidad en términos argumentales, lo que nos daba la libertad de improvisar en el rodaje. Con respecto a la relación de Pedro con Pablo y con su hermana, es probable que la convivencia en Vera haya contribuido, pero creo que es mérito de ellos como actores el haber generado esa sensación de intimidad tan especial.

-A Laila Maltz, con claros dotes para la comedia, ¿ya la conocías? ¿Siempre la tuviste en mente para interpretar a Juli?
Sí, sabía quién era Laila y me encantaba lo que hacía, pero no la conocía personalmente. El personaje de Juli no tenía mucho que ver con ella en un principio, pero cuando hizo el casting le aportó una energía tan particular que decidimos reformularlo para adaptarlo a ella.

-Se trabajó casi íntegramente con sonido directo. ¿Esta fue una decisión que tomaste de entrada? ¿A qué se debió y qué beneficios considerás que trajo?
La idea fue, desde el comienzo, hacer lo posible por utilizar todo lo que pudiéramos del sonido directo, especialmente para preservar la naturalidad de los diálogos. La película es muy hablada, y no queríamos arriesgarnos a perder la cercanía de las actuaciones en el proceso de doblaje.

-¿Estás trabajando en algún otro proyecto?
Por lo pronto, las dos cosas. Todo lo que pasé con la película es prioridad para nosotros y sé que es un trabajo que continúa mucho después de estrenarla. Por otra parte, estoy trabajando en dos ideas de largometraje, y decidiendo cuál de estos proyectos alentar primero.

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