Por Paola Jarast
Iair Said, joven actor a quien acostumbramos ver tanto en la pantalla chica como en la grande, director de varios cortometrajes, guionista, productor y director de casting, estrenó su primer largometraje (Flora no es un canto a la vida) en la última edición del BAFICI. Con él ganó el premio del Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y la Ciencia. Funcinema conversó con él acerca de este último proyecto.
-Al comienzo de tu película, un anuncio en pantalla advierte que el documental fue realizado sin el consentimiento de su protagonista. ¿Qué inconvenientes, si es que hubo alguno, te planteó la negativa o el desconocimiento de Flora?
Lo que intento hacer con el cartel es partir de la base de que todo lo que van a ver fue decisión mía, e intentar despojarse de los pensamientos moralistas sobre el uso de Flora para mi beneficio. Está claro desde el principio, yo estoy usando a esta mujer para hacer esta película. Ella no lo sabe. Punto. Ya lo aclaro desde el principio, ahora veamos de qué se trata la película. Para despojarse de esa idea de si está bien o mal usar a alguien sin su consentimiento. Creo que la película toca temas mucho más profundos, y que el debate ético que más me interesa es sobre si está bien o mal querer quedarse con ese departamento. No si me aproveché de ella para filmarla. Ya aclaro que sí desde el vamos. No se va a tratar de eso la película.
-¿Cuánto hubo de situaciones que escribiste de antemano y trataste de llevar a cabo y cuánto de improvisación y selección posterior de material de los encuentros que fueron teniendo con Flora?
La película se fue armando durante el montaje de la mano de Flor Efrón. Nada estaba escrito de antemano.
-El tema de su muerte se trata con mucho humor y nada de solemnidad. En la serie Eléctrica también te hemos visto desplegar el recurso del humor con mucha soltura. Como actor, ¿cómo te sentís manejando este registro? Podría pensarse que es aquel que más te caracteriza y has desarrollado. De hecho, Javier Porta Fouz en una presentación de Flora… te definió como un cómico con sello propio. ¿Sentís que esa descripción te representa?
Sí. Para mí lo importante es eso del sello propio. Yo me divierto haciendo lo que hago, y la gente que me ve también. Eso es suficiente para llamarme “gracioso”. No hago nada para que la gente se ría, sino para reírme yo. Justo coincide con que a algunos les gusta y les da gracia lo mismo que a mí. Pero no fuerzo nada. No intento hacer nada para causar gracia. Sólo intento divertirme.
-¿Cuál es el recorrido que deseás e imaginás posible para la exhibición de Flora…?
Me gustaría que recorra festivales, y luego estrenarla acá en salas que tengan público propio, gente que quiera ir a ver películas y debatirlas. No ir a cien salas y estar a la buena de Dios a ver si alguien la va a ver o no.
-¿Fue una elección que hiciste de entrada exponerte con tu intención de acercarte a Flora para heredar su departamento? Corrías el riesgo de resultar un personaje/persona no querible para el público, y sin embargo esto no ocurre.
Ese era el desafío. Mostrar las miserias mías, no exponer las suyas y así y todo que el público quisiera que el “malo”, es decir yo, consiguiera su cometido. Tenía que hacer que mi personaje fuera lo suficientemente querible como para generar empatía con el espectador, y el personaje de Flora lo suficientemente contradictorio, como para confundir si uno está de su lado o no.
Con Flora… ganaste el premio del Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y la Ciencia. ¿A qué fue destinado ese apoyo? ¿Recibiste alguna otra ayuda para financiar la película?
Gané la ley de mecenazgo y la Bienal de Arte Joven. Todo sirvió para editar. El proceso duró cinco años. Pagamos con eso música, color, sonido, etcétera.
-La película permite abordar temas profundos (rupturas familiares, identidad, duelos, la vejez, la soledad) sin ningún tipo de solemnidad; justamente tu humor permite bordearlos de manera que parece resultar sanadora. ¿Creés que tu reconexión con Flora modificó algo en vos?
Sin dudas que me conectó con algo más vital. En la oscuridad es difícil ver la luz, pero eso pude. Además de conectarme con lo más mágico que tiene el cine. No necesitás millones para contar una historia.
-¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Estoy haciendo Eléctrica en el teatro Metropolitan Sura. Es la serie web llevada a la calle Corrientes. Y escribiendo mi próxima película.