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Un gesto fútil y estúpido

Título original: A Futile and Stupid Gesture
Origen: EE.UU.
Dirección: David Wain
Guión: Michael Colton, John Aboud, basados en el libro de Josh Karp
Intérpretes: Annette O’Toole, Harry Groener, Martin Mull, David Wain, Domhnall Gleeson, Will Forte, Brad Morris, David Krumholtz, Matt Walsh, Thomas Lennon, Michael Sherman, Matt Lucas, Neil Casey
Fotografía: Kevin Atkinson
Montaje: David Egan, Jamie Gross, Robert Nassau
Música: Craig Wedren
Duración: 101 minutos
Año: 2018


6 puntos


ENTRE GESTOS

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

Una película de David Wain sobre uno de los creadores de la revista National Lampoon era algo digno de ver. Wain, a partir de películas como la magistral Wet Hot American Summer, se ha convertido en un referente de la comedia contracultural norteamericana, que mantiene mucho del espíritu subversivo de aquella publicación e incluso de films que salieron de aquella usina creativa como Colegio de animales o Los locos del golf. El biopic es un subgénero demasiado transitado en el cine contemporáneo y el director es consciente de ello, por lo que apuesta en Un gesto fútil y estúpido a mantener la estructura del subgénero pero subvirtiéndolo con metalenguaje y autoconsciencia, y tratando en el camino de construir una comedia con sus toques autorales. Digamos que Wain logra su cometido a medias, con una fricción entre discurso y forma que no se termina de resolver satisfactoriamente.

Por más que Wain se esfuerce en sumar gestos que se burlen de las convenciones de los relatos biográficos, su película no puede disimular que es un repaso por los grandes hitos en la vida de Douglas Kenney (interpretado con real convicción por Will Forte), humorista innato a quien la comedia le sirvió para escapar de su familia de linaje pero no para huir de sus propios fantasmas, a los cuales exorcizaba con altas dosis de humor incorrecto. Kenney era, como muchos de su generación en Estados Unidos, un fenómeno que surgía como incomodidad al conflicto con Vietnam. El problema radica en que la película acumula los eventos más reconocibles en la carrera de Kenney sin demasiada lucidez, incluso sin sumar demasiado al muy buen documental de Douglas Tirola Drunk stoned brilliant dead: the story of the National Lampoon, que ya había indagado en la historia de los creadores de esta revista y en su melancólico fracaso. Y uno supone que a quien le interese National Lampoon ha visto el documental. En todo caso la película podría ser un complemento o, antes que eso, una ilustración ficcional de lo que allí se documenta.

Pero como decíamos, Wain no puede solamente documentar. Se le exige, por su talento, ir un poco más allá. Y debe ser difícil hacer una comedia sobre un personaje real que tenía al humor como forma de vida. ¿Se debe representar su humor en pantalla? ¿Cómo estar a la altura de su talento? ¿Copiar, recrear sus chistes, es una opción? Un poco Wain busca respetar la simetría del humor de Kenney, su propia caligrafía, pero también pretende construir situaciones humorísticas que respeten su propio universo autoral. Por ejemplo, en Un gesto fútil y estúpido se cita aquella famosa tapa de National Lampoon en la que alguien le apunta con un revólver a un perro y el título sugiere: “si no compran esta revista, matamos al perro”. La imagen es suficientemente potente y humorística por sí sola, pero la película registra el backstage de esa foto y suma un diálogo innecesario: alguien pregunta si el revólver tiene balas, a lo que se le responde que no se sabe. La película opta por subrayar lo que el material de base dejaba en el territorio de la imaginación de sus lectores.

En todo caso Un gesto fútil y estúpido es una película fallida, pero que arriesga constantemente y hasta se la podría rescatar si tenemos en cuenta que sus fallas corresponden exclusivamente a su nivel de ambición.

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