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Los criminales de noviembre

Título original: November criminals 
Origen: EE.UU.
Dirección: Sacha Gervasi 
Guión: Sacha Gervasi y Steven Knight, basado en la novela de Sam Munson 
Intérpretes: Chloë Grace Moretz, Ansel Elgort, Catherine Keener, David Strathairn, Terry Kinney, Cory Hardrict, Danny Flaherty, Victor Williams, Jared Kemp
Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
Montaje: Martin Pensa
Música: David Norland
Duración: 85 minutos
Año: 2017


6 puntos


PROCESO DE APRENDIZAJE

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Lo más interesante que había hecho hasta el momento Sacha Gervasi en el plano ficcional –su documental Anvil tiene buenas referencias- es el guión de La terminal (el cual co-escribió junto a Jeff Nathanson), que tampoco está entre lo mejor de la filmografía de Steven Spielberg. Su debut en la dirección, Hitchcock, el maestro del suspenso, era una película que cedía tanto al cálculo que terminaba siendo paradójicamente un caótico desastre. Por todo esto, su nuevo film, Los criminales de noviembre –editada en la Argentina por SBP-, sin ser una maravilla, no deja de ser una sorpresa ligeramente agradable, un pequeño conjunto de insinuaciones que permiten abrigar un poco más de optimismo respecto a la carrera del realizador.

La película, co-escrita por Gervasi junto a Steven Knight (Promesas del Este) y basada en una novela de Sam Munson, se centra en Addison (Ansel Elgort), un joven cuyas preocupaciones centrales pasan –lógicamente- por terminar de atravesar el último año de la escuela secundaria; lo que le depara el todavía difuso futuro universitario; y la relación entre romántica y amistosa con una compañera llamada Phoebe (Chloe Moretz). Pero el asesinato de un amigo y la incapacidad (y hasta desinterés) de la policía para ocuparse del caso, lo llevan a emprender su propia investigación, de manera totalmente improvisada por supuesto. Esa pequeña aventura detectivesca que emprende también lo pondrá frente a sus propios fantasmas, obligándolo a hacerse cargo de que todavía no superó el fallecimiento de su madre y que las respuestas que busca no necesariamente curarán sus heridas.

Hay en Los criminales de noviembre una constante tensión, no solo entre los elementos que componen la trama –en la que conviven la comedia romántica con el drama de aprendizaje y hasta el policial-, sino también entre el guión y lo que busca introducir Gervasi desde la puesta en escena. La sensación palpable es que cuanto más se permite el realizador la ligereza –aún en la construcción de los momentos dramáticos-, más interés cobra el relato. Por ejemplo, cuando el film da la impresión de ceder a un margen de improvisación y confiar en lo que pueden dar los actores –no solo Elgort y Moretz, sino también David Strathairn y Catherine Keener, que interpretan a sus respectivos padres-, logra momentos plenos de espontaneidad y hasta dulzura. De hecho, la química que logran Elgort y Moretz permite una empatía con sus personajes y sus dilemas que funciona como sostén principal del relato.

Sin embargo, Gervasi no puede escapar al cálculo y las remarcaciones, cayendo en unas cuantas vueltas de tuerca (especialmente en la última media hora) que colocan a la película en el terreno de la manipulación y el regodeo en bajadas de línea seudo trascendentes. Por suerte en los últimos minutos el director deja a un lado los trucos de guión baratos, se acuerda de lo que pueden dar los personajes y sus matices, vuelve a confiar en el elenco y endereza la historia para el lado correcto, que pasa por lo afectivo y no lo mensajístico. Los criminales de noviembre es un film de aprendizaje, dirigido por un realizador que todavía está aprendiendo a narrar.

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