Por Rodrigo Seijas
ATENCIÓN: SPOILERS
Si hay algo que se puede criticar de Beyond the Wall es que le costó bastante superar ciertos niveles de previsibilidad, especialmente en lo referido a todo lo acontecido alrededor de Jon Snow, quien a esta altura ya es una especie de Highlander, siempre salvándose de milagro o en el último segundo.
Esa sensación acompaña a todo el episodio: sería cuanto menos llamativo que, después de haber vuelto de la muerte y atravesado la terrible Batalla de los Bastardos, Jon terminara muriendo en una expedición para obtener una prueba de que el ejército de los Caminantes Blancos existe. Más aún si tenemos en cuenta que su verdadera ascendencia tiene elementos decisivos para la trama central. Eso se contagia un poco al personaje de Daenerys: desde hace un rato largo que esta temporada viene insinuando que la Madre de los Dragones va a pagar costos afectivos por sus acciones, y hasta en un punto hay un grado de autoconsciencia en el diálogo entre ella y Tyrion.
Pero aún así, Beyond the Wall, en ese enfrentamiento entre el grupo liderado por Snow y los Caminantes Blancos, que los rodean por completo, logra una tensión que es cada vez más asfixiante a partir del trabajo con lo espacial –lo que le permite disimular algunos cabos sueltos desde lo temporal- y el montaje como instrumento épico, hasta llegar a la espectacular intervención de los dragones de Daenerys. Ahí es cuando entra en escena ese gran –y silencioso- personaje que es el Rey de la Noche, clavando esa estocada fatal en uno de los dragones.
Pero dejando de lado la parte bélica y épica, Beyond the Wall tuvo varios grandes momentos: el diálogo previamente mencionado entre Daenerys y Tyrion, que gira alrededor de conceptos como el heroísmo y el temperamento de los líderes; el desopilante cruce entre Tormund y Sabueso, con sus referencias de todo tipo a conchas y pijas (y Brianne); el intento de Snow de devolverle a Jorah la espada de su padre, que es noblemente rechazado; y la conversación entre Daenerys y Jon, donde ya queda demasiado claro un vínculo entre ambos que va mucho más allá del respeto.
No hay que olvidar toda la subtrama entre las hermanas Stark, que causa un genuino nerviosismo a partir de las perspectivas enfrentadas y esa palpable impresión de que Arya no tendría muchos problemas en pasar a degüello a Sansha. Y menos aún el cierre, con el Rey de la Noche transformando al dragón que mató en un integrante más de su ejército.
La séptima temporada de Game of thrones ha vuelto la mirada permanentemente al pasado de sus protagonistas y las eventualidades que los llevaron hasta donde están, en presentes impensados cuando iniciaron sus respectivos caminos. Beyond the Wall vuelve a demostrar que la serie ha construido personajes sumamente atractivos, aún en sus aspectos negativos, y que encima cuenta con el impulso extra que dan unos recursos técnicos que están perfectamente a la altura de los medios cinematográficos. Seguramente el último episodio, con el encuentro supuestamente diplomático entre las fuerzas antagonistas, apunte a dejar el camino allanado para la temporada final, que muy posiblemente duplique la apuesta explosiva de este año.