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Noche de venganza

Título original: Sleepless
Origen: EE.UU.
Dirección: Baran bo Odar
Guión: Andrea Berloff, basado en el guión de Frédéric Jardin, Nicolas Saada, Olivier Douyère
Intérpretes: Jamie Foxx, Michelle Monaghan, Scoot McNairy, Dermot Mulroney, T.I., David Harbour, Gabrielle Union, Octavius J. Johnson, Tim Connolly, Drew Sheer, Sala Baker, Tim Rigby, Elijah Everett
Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
Montaje: Robert Rzesacz
Música: Michael Kamm
Duración: 95 minutos
Año: 2017


5 puntos


UN POLICIAL DEMASIADO TIMIDO

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

Muchos hablan de las dificultades que atraviesa el género de terror en todo el mundo y en Estados Unidos en particular, pero hay otro género que últimamente le cuesta mucho a la producción hollywoodense, y ése es el policial. Particularmente el subgénero donde la corrupción policial es el centro, porque pareciera no haber muchas cosas nuevas para decir. De hecho, Los infiltrados parece haber sido la última película realmente interesante sobre la temática y luego tuvimos films fallidos como Código de familia, Reyes de la calle o Triple 9. Ahí tenemos a Noche de venganza como un nuevo ejemplo de este brete, porque incluso recurre a vueltas de tuerca un tanto culposas y efectistas.

El film del suizo Baran bo Odar, remake de la película belga-francesa Nuit blanche, se centra en un policía, Vincent Downs (Jamie Foxx), con unas cuantas conexiones con el mundo criminal, que junto a un colega roba un cargamento de drogas. Lo que no tenían en cuenta era que la droga estaba destinada a una familia mafiosa muy pesada, de esas que no tiene problemas en destrozar a quien se le cruce en el camino. Las cosas efectivamente se le complicarán, y mucho, a Vincent, ya que le secuestran al hijo, amenazando con matarlo si no devuelve la mercancía que robó. Para colmo, Jennifer Bryan (Michelle Monaghan), una idealista y persistente policía de Asuntos Internos, está tras sus pasos y dispuesta a agarrarlo con las manos en la masa.

Hay que reconocer que Noche de venganza consigue mantener una tensión bastante alta en buena parte de su metraje, sosteniéndose en las idas y vueltas que debe hacer Vincent durante una noche a lo largo y ancho de las instalaciones de un casino de Las Vegas, que es donde se van resolviendo las diversas líneas de conflicto. Pero tiene un problema grave con las vueltas de tuerca que va aplicando para explicar las distintas actitudes de los personajes: no sólo se revelan como efectistas y facilistas (el cambio que se da con Vincent roza lo inverosímil), sino encima predecibles, particularmente con la figura de un oscuro policía corrupto que trabaja para los narcotraficantes.

Noche de venganza tiene momentos de lograda fisicidad -especialmente con algunas peleas que se dan a puño limpio- pero su relato termina siendo demasiado rutinario y hasta tímido en sus apuestas narrativas, con un cierre muy tranquilizador que incluso deja lugar a una posible (pero más bien improbable) secuela. Lo que queda es un policial estancado en demasiados lugares comunes y fácilmente olvidable.

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