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Recapitulación de The walking dead: New best friends

Por Rodrigo Seijas

(@funcinemamdq)

ATENCIÓN: SPOILERS

The walking dead sigue focalizada en el dilema que implica si luchar o no, cuándo luchar, de qué manera, hasta dónde se extiende la paciencia frente a los abusos de los Salvadores, qué aliados conseguir. En New best friends, el conflicto se construye a dos puntas, entre los acontecimientos que se dan en el Reino y sus alrededores, y los protagonizados por Rick y su gente, quienes se encuentran con un nuevo grupo. A pesar de los altibajos, hay que decir que este episodio tuvo unos cuantos momentos rescatables y hasta atrapantes, que se impusieron a los antojadizos y redundantes.

A diferencia del capítulo anterior, Daryl tuvo a su favor unos cuantos pasajes muy buenos, donde volvió a aparecer ese tipo duro pero también sensible, que supo ganarse el corazón de todos, hasta convertirse en un personaje fundamental. Para eso hizo falta la vuelta de Carol, no solo como una figura que potencialmente puede involucrarse en la lucha contra los Salvadores, sino también como alguien que tiene una relación prácticamente irrompible y muy singular con Daryl. Carol está en primera instancia fuera de campo, como alguien que debe ser sacrificado para que el Reino de una vez por todas se meta en la pelea, de acuerdo a los planes de Richard. Pero ahí está Daryl, para decirle que no, que si a Carol le pasa algo, que si incluso “le pega un rayo por accidente”, él va a culparlo y encargarse de él.

Luego se produce el esperado reencuentro entre ambos y ahí es donde reaparece la rara sensibilidad de Daryl, su pudor, para mentirle a Carol y decirle que nadie murió, que están todos bien, obviando los asesinatos de Glenn, Abraham y los demás. Podemos intuir que Carol sabe en cierto modo que Daryl le está mintiendo, pero hay un pacto implícito, de silencio, sellado con abrazos y palabras de cariño. Por ahora, Carol no se mete en la pelea, continúa aislada, paralizada por su miedo a la pérdida, y Daryl la entiende, quizás mejor que nadie.

Por el lado de Rick, todo al final se trató de “frascos y armas, armas y frascos”, como le dice Jadis, la líder de otro grupo muy particular, que vive en el medio de un basurero, con comportamientos muy distintivos, casi insólitos, que los hace parecer una secta. El mundo que se le está revelando a los protagonistas de The walking dead está repleto de locos, pero en este caso, los locos son útiles y aliados. Aunque claro, tienen sus condiciones, e incluyen una particular prueba física, donde Rick deber vérselas con un zombie un tanto puntiagudo y filoso, que podemos ver en la imagen.

A Rick, antes que sus habilidades, lo salva su confianza, que parece salir de la nada y llama incluso la atención del Padre Gabriel. De repente, Rick vuelve a tener un objetivo, un enemigo a quien combatir, lo que le permite recuperar su capacidad como líder y su atrevimiento para lograr lo impensado. “La fortuna favorece al audaz” podría ser su lema. La fortuna y la audacia es la que le permite también manejar con soltura el trato con Jadis, en un diálogo casi hilarante. Frascos y armas, pero primero las armas, así que él y los suyos tendrán que ponerse a buscar rápido, para que los nuevos mejores amigos permanezcan como amigos.

Aún con su cierre un tanto frustrante, con Daryl decidiendo volver a Hilltop luego de ver frustrados sus intentos para incorporar al Reino a la pelea, New best friends probablemente haya sido el capítulo más optimista –e incluso alegre- de toda la séptima temporada. Habrá que ver cuánto se prolonga la esperanza.

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