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El cerco de Leningrado


MUY BUENA


ELOGIO DEL COMPROMISO

Por Diego Menegazzi

(especial para Funcinema)

No resulta desacertado afirmar que vivimos una época signada por la confusión y las estafas ideológicas. Hablar hoy sobre los ideales y el compromiso ético parece un asunto inútil. La política se ha convertido en una rama más de los asuntos del marketing. Por eso resulta conmovedor enfrentarse a una obra como El cerco de Leningrado, donde dos mujeres maduras, Natalia y Priscila, habitan un teatro en ruinas resistiendo contra todo lo que las rodea. Ellas viven desde hace décadas en El Teatro del Fantasma, un espacio abandonado y próximo a ser demolido. Ambas recuerdan los tiempos gloriosos del teatro, así como a Néstor Coposo, un director teatral de izquierda que murió en circunstancias poco claras. Natalia y Priscila fueron amante y esposa de Néstor respectivamente. Son dos mujeres unidas por el amor y los ideales. Mientras hacen un inventario de lo que ha quedado dentro del viejo teatro, rememoran su propia historia y buscan entre cajas llenas de polvo un texto de un autor desconocido que Néstor estaba ensayando cuando murió, y que nadie llegó a conocer en su totalidad: El cerco de Leningrado.

El dramaturgo español José Sanchis Sinisterra escribió la obra en los años posteriores a la caída del muro de Berlín, cuando muchos de los antiguos militantes de izquierda se pasaban a la socialdemocracia y comenzaban a comulgar con el nuevo orden capitalista liberal. En un reportaje, el autor señalaba que “había una especie de desteñirse de la rojez, por parte de gente que estaba muy implicada en la lucha política, y como si el evidente fracaso del sistema de los países comunistas del Este de Europa implicara también un fracaso de la utopía comunista y de lo que fue la raíz de la historia de la rebeldía de las clases obreras desde el Siglo XIX. Era como si pretendieran echar al niño con el agua sucia”.

Con El cerco de Leningrado, Sinisterra no sólo apela a nuestra memoria histórica sino que intenta rescatar una actitud de compromiso frente a la realidad que fue determinante en otros tiempos, y que no deja de acechar en el imaginario de nuestro convulsionado presente. No es casual que la sombra de Bertolt Brecht esté presente en más de un momento de la obra, y se hace más evidente por la inclusión de un significativo fragmento de Madre Coraje y sus hijos, una de las piezas más recordadas del dramaturgo alemán.

No es fácil llevar a escena un texto como el de Sinisterra, por la complejidad de sus personajes y unos diálogos que por momentos rompen con determinadas convenciones. Se trata de una comedia que logra toda su grandeza en un sutil equilibrio entre lo cómico y lo trágico, entre lo emocional y lo reflexivo. En ese sentido, hay que decir que la puesta en escena de Marcelo Cañete y todo el equipo del grupo Búsquedas resulta impecable por su sobriedad expresiva, y que Mery Waller y Federico Farías encuentran el tono justo en sus actuaciones, dando vida a dos mujeres que se debaten entre la fragilidad de la vejez y la eterna búsqueda de dignidad.

El cerco de Leningrado se suma así a otras interesantes propuestas del teatro marplatense que buscan reflexionar de forma crítica sobre la historia del Siglo XX y que intentan poner en discusión valores que parecen olvidados en la actualidad. No es poco teniendo en cuenta el espíritu cínico y conformista que gobierna nuestros días.


Dramaturgia: José Sanchis Sinisterra. Dirección: Marcelo Cañete. Intérpretes: Mery Waller y Federico Farías . Sala: Sala Arturo Jauretche, Teatro La Bancaria (San Luis 2069; MDP) . Próximas funciones: viernes 27 de enero y todos los viernes de febrero a las 23:00.

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