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MARFICI 2016: un comienzo con símbolos

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

martinez suarezLa ceremonia de apertura del 12° MARFICI realizada este sábado contó con un par de elementos que resultan simbólicos: por un lado la presencia de José Martínez Suárez, presidente del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, y por el otro la del intendente Carlos Arroyo. El aval de dos espacios institucionales al MARFICI resulta un acercamiento saludable y la puesta en evidencia de la mezquindad de otros tiempos.

Clarificador al respecto fue Martínez Suárez cuando recibió una distinción. “Esto es mucho más que un pedazo de madera, esto demuestra que el cine es uno solo y hay que acompañarlo siempre”, dijo el legendario realizador y docente. Su presencia sirve para aunar de alguna manera el vínculo entre los dos festivales grandes que se hacen en la ciudad, algo que durante mucho tiempo fue imposible.

Por su parte, la presencia de Arroyo tiene una significancia similar. La figura detrás del MARFICI es la del periodista José Luis Jacobo, alguien con peso mediático que ha tenido una relación conflictiva con la gestión anterior del intendente Gustavo Pulti. Esto, que debería resolverse en otros terrenos, ha llevado constantemente a un desinterés desde Cultura municipal, restándole apoyo y difusión. Y más allá de las consideraciones que pueda tener uno con cada personaje, lo cierto es que un acontecimiento como el MARFICI merece la atención debida. Lo de la gestión Pulti fue de una mezquindad absoluta, lo de Arroyo (amén de ciertas cercanías) es apenas una reparación.

Eso sí, que durante el arranque del MARFICI el INCAA haya organizado la muestra Camino al Festival es una suerte de negación de todo lo dicho anteriormente y del descuido con el que estas cosas se organizan. Tranquilamente Camino al Festival se podría haber realizado en dos semanas. Un detalle para tener en cuenta por parte del INCAA y de Cultura municipal.

Además de estos apuntes de tinte más políticos hubo cine, y la película elegida fue Cine de pueblo, una historia itinerante, documental de Sebastián Hermida que precisamente tiene como protagonista a Martínez Suárez en el regreso a su pueblo natal, Villa Cañás, para reabrir un cine.

Claramente, Cine de pueblo… es un documental que se vale para ser efectivo del personaje que tiene ante la cámara, y de eso es totalmente consciente el director Hermida. Sus anécdotas, su forma de decir, la historia personal que lo respalda y su constante vocación docente a la hora de exponer cuestiones cinematográficas hacen de Martínez Suárez un personaje increíble. Y lo del legendario realizador es tan magnético, que incluso la potencia emotiva del regreso al terruño queda un poco relegada a su vital andar. En el encuentro con sus viejos amigos o con los pequeños que asisten a una función de cine se fusionan el Martínez Suárez persona y el Martínez Suárez personaje: que muchas veces, por el enorme recorrido de vida, son el mismo. Hermida pone la cámara y acompaña, su documental elude cualquier virtuosismo formal que podría entorpecer la claridad del personaje. Por momentos se transmite esa bonhomía que uno, desde el prejuicio, adjudica a la vida pueblerina. Pero al fin de cuentas Cine de pueblo: una historia itinerante es eso, un registro bonachón de una experiencia amable e inolvidable.

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