Por Rodrigo Seijas
Alejandro Hidalgo es el director y guionista del film de terror venezolano La casa del fin de los tiempos, una pequeña sorpresa que, a partir de combinar el género de horror con elementos propios del drama familiar, terminó constituyéndose en un éxito de carácter histórico en su país. Ahora el realizador está en la Argentina en ocasión del estreno en nuestro país y conversó con FANCINEMA sobre el proceso de desarrollo y producción, las distintas decisiones que tomó a la hora de elaborar el guión y la puesta en escena, y cómo ve el panorama del cine latinoamericano de terror, entre otros tópicos.
-¿Cómo surgió la idea para el proyecto? ¿Costó mucho encontrar el financiamiento adecuado para la producción?
El guión lo empecé a escribir en el 2009. Quería contar mi propia historia del género de terror, del cual soy fanático, planteando mi propia visión sobre el género. Es decir, quería que hubiera esa tensión, esa adrenalina propia de estos films, pero al mismo tiempo narrar un drama humano y conmovedor, planteando un giro inesperado que es prácticamente un cambio de género y mostrando mi propia visión acerca de los fenómenos sobrenaturales, lo fantasmal y lo espiritual.
Yo participé una vez en la convocatoria del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía de Venezuela, pero no quedó no por una cuestión de género, sino porque yo aún debía fortalecer mucho el guión. Tuve que escribir quince versiones hasta lograr aterrizar la historia en una estructura sólida. Cuando lo logré, pude blindar el proyecto, asociándome con productores con experiencia y finalmente el proyecto fue aprobado. Fue bastante difícil, había mucha gente escéptica que desconfiaba del proyecto porque hay mucho prejuicio y siempre se manejaban las mismas temáticas. Como ésta era la primera película de terror de Venezuela, se creía que iba a ser muy mala.
-¿Desde un principio se pensó esta estructura de saltos en el tiempo, alternando entre el presente y el pasado? ¿Por qué?
No, desde un inicio lo pensé de esa manera porque me era funcional a los giros que va dando la historia, permitiéndome entrecruzar los distintos puntos de vista de los personajes y así crear todo el espectáculo de suspenso y terror correspondiente.
-La mayoría del film transcurre en un solo espacio, sumamente opresivo, que es el de la casa familiar. ¿Cómo se trabajó este aspecto desde la puesta en escena?
Yo creo que para elaborar la puesta en escena fue fundamental encontrar una locación que se adaptase a la estructura del guión, y por suerte se pudo encontrar una casa que era en verdad bastante claustrofóbica. En cuanto a la puesta en escena, busqué trabajar los distintos puntos de vista de los personajes, jugando con los planos subjetivos y también con los cerrados, para acompañar a los personajes en tiempo real mientras se van desplazando por los distintos espacios e incrementar el suspenso.
-¿Qué films o directores tuviste como referencias a la hora de tomar decisiones importantes en el desarrollo del film?
Bueno, hay dos grupos: el primero, que podría denominarse como clásicos, está compuesto por obras de Hitchcock y de Kubrick –como El resplandor-, entre otros. Por otro lado, tenemos cineastas actuales, como Guillermo del Toro, Alejandro Amenábar, Juan Antonio Bayona, Andy Muschietti y, por supuesto, Shyamalan. Me gusta el horror que no está apoyado en la sangre, en el terror visceral, sino en el suspenso psicológico, en el miedo a lo desconocido, que invita al público a armar las piezas del rompecabezas.
-¿A qué atribuís el éxito que tuvo la película en Venezuela?
Yo lo atribuyo en general a la historia, porque además de traer suspenso y terror, es una película capaz de llegar a conmover porque se conecta con el alma de los personajes, con sus dilemas. Por supuesto, el terror no deja de ser un género muy atractivo y el hecho de ser el primer film de terror venezolano generó una gran curiosidad y atracción. Todo eso se combinó y llevó a que fuera una película de género aún más exitosa que muchas provenientes de Hollywood. Antes la película de terror más exitosa en Venezuela era Sexto sentido y ahora es ésta.
-¿Cómo ves el panorama del cine latinoamericano (particularmente Venezuela) en lo referido al cine de terror?
Yo creo que el futuro del cine de terror está en Latinoamérica: hay nuevas miradas, nuevas culturas y los mercados internacionales están prestando mucha más atención. La presencia de leyendas, como La llorona, lo que se ve en Mamá, de Muschietti, todos los elementos de santería, que son muy propios de la región, incluso nuestra manera de ver el terror, empiezan a llamar mucho la atención. Ya se sabe cómo funciona el terror de Hollywood, el europeo o el asiático, y lo que se está haciendo acá aporta una nueva mirada, con casos como el de la uruguaya La casa muda -que tuvo una remake-, la colombiana Al final del espectro o la argentina Necrofobia.
-¿Cuáles son tus expectativas de cara al estreno de la película en la Argentina?
Yo lo que quiero es que el público se conecte con la historia, que la disfrute. Es muy difícil competir contra los monstruos de Hollywood, de hecho el film se estrena el mismo día que El renacido. Yo lo que deseo es que a la gente le guste, que eso lleve a surja un boca a boca y que eso atraiga a más gente. Es bastante complicado porque existe un gran prejuicio entre nosotros respecto al cine latinoamericano, y sé que lamentablemente eso existe también acá en la Argentina, pero tengo la confianza de que ese prejuicio se vaya rompiendo poco a poco. Lo estoy dejando a la voluntad del público, ahora la película no es mía sino del público. Espero que obtenga el mejor resultado posible.
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