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Beyond a reasonable doubt

beyond 1Título original: Idem
Origen: EE.UU. / Arabia Saudita
Dirección: Peter Hyams
Guión: Peter Hyams, basado en el original de Douglas Morrow
Intérpretes: Jesse Metcalfe, Amber Tamblyn, Michael Douglas, Joel David Moore, Orlando Jones, Lawrence P. Beron, Sewell Whitney, David Jensen, Sharon K. London, Krystal Kofie, Randal Reeder, Ryan Glorioso
Fotografía: Peter Hyams
Montaje: Jeff Gullo
Música: David Shire
Duración: 106 minutos
Año: 2009


5 puntos


Viaje al subgénero judicial de los noventa

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

beyond 2El de Peter Hyams es un caso digno de análisis: ya es todo un veterano dentro de la industria hollywoodense y viene filmando desde la primera mitad de los setenta; no tiene un estilo formal, narrativo o temático que lo destaque -hizo de todo, desde policiales hasta dramas, pasando por cintas de acción y ciencia ficción, y es difícil observar en ellos huellas donde se distinga su personalidad-, pero es autor de muchos de los guiones de sus películas; y aunque pocos recordamos su nombre, muchos de sus films han sido vistos en algún momento por cualquier espectador (¿quién no pescó en el cable o en televisión abierta durante un fin de semana películas como Presidio, la hora de los héroes, Timecop, Muerte súbita, The relic o El día final?).

Lo cierto es que Beyond a reasonable doubt tiene todo como para constituirse en parte de un menú de películas de medio pelo para un fin de semana: remake del pequeño clásico de 1956 Más allá de la duda -que contaba con los protagónicos de Dana Andrews y Joan Fontaine, bajo la dirección de Fritz Lang-, se centra en un prometedor periodista (Jesse Metcalfe) que sin embargo no logra salir del típico lugar de movilero destinado a realizar notas intrascendentes. Para romper con el maleficio, concibe un astuto plan: con la ayuda de un colega y amigo (Joel David Moore) se autoincrimina en un homicidio, con la esperanza de poder revelar los oscuros manejos de un exitoso fiscal de distrito (Michael Douglas), quien viene acumulando una sorprendente -y sospechosa- cantidad de condenas en base a pruebas que aparecen a último momento y que tiene en vista nada más y nada menos que la gobernación de California. Obviamente, lo que a priori parece un plan perfecto -y una historia para el Pulitzer- irá revelando sus fallas, las cosas se complicarán y todo se irá convirtiendo en un juego de nervios y revelaciones donde tendrá un papel decisivo la novia del protagonista (Amber Tamblyn), quien tratará de hacer todo lo posible por encontrar la verdad sabiendo que su rol como integrante de la fiscalía la pone en un lugar no precisamente agradable, en el que se juega no sólo su carrera sino también su vida.

Lo cierto es que hasta que el personaje de Tamblyn toma la posta en el relato, adquiriendo mayor protagonismo y hasta convirtiéndose en el centro de la trama, Hyams, tanto desde el guión como desde la dirección, pareciera no saber muy bien qué hacer con lo que está contando. De hecho, hay unas cuantas secuencias donde se ve a los personajes en escenas de transición sin sonido y apenas con música incidental, que dan la severa impresión de que el realizador sólo intenta que pasen los minutos. Cuando finalmente se da el primer giro decisivo, alrededor de la primera mitad del metraje, es que el film -y Hyams- encuentra algo de su centro, lo que verdaderamente se debe narrar. A partir de ahí, Beyond a reasonable doubt adquiere mayor vigor y fluidez, recurriendo a las simples herramientas que brinda el subgénero judicial y hasta consiguiendo una secuencia angustiante y atrapante que tiene lugar en un típico estacionamiento desierto. Claro que para seguir adelante con lo que se está viendo hay que dejar de lado unos cuantos agujeros en el guión, repleto de arbitrariedades y esquematismos.

Incluso se puede afirmar que en buena medida la vuelta de tuerca del final, a pesar de su previsibilidad, no deja de funcionar, y que en esto es importante la capacidad actoral de Tamblyn, una actriz que merece mejor suerte en su carrera. Lo que sí, Hyams no termina de imprimirle a la película la tensión necesaria, conformándose con una puesta muy esquemática y sin vuelo cinematográfico. De hecho, Beyond a reasonable doubt, con su estilo noventoso -deudor en parte de las múltiples adaptaciones de las novelas de John Grisham que se hicieron en esa década- hasta podría haber funcionado mejor como film para la televisión. Su casi ínfimo paso por las salas estadounidenses y de otras partes del mundo no deja de ser lógico.

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