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Peligrosamente infiltrada

undercover 1Título original: So Undercover
Origen: EE.UU.
Dirección: Tom Vaughan
Guión: Allan Loeb, Steven Pearl
Intérpretes: Miley Cyrus, Jeremy Piven, Mike O’Malley, Josh Bowman, Lauren McKnight, Kelly Osbourne, Eloise Mumford, Megan Park, Morgan Calhoun, Alexis Knapp, Matthew Settle, Autumn Reeser, Brian Peterson
Fotografía: Denis Lenoir
Montaje: Michael Berenbaum, Wendy Greene Bricmont
Música: Stephen Trask
Duración: 94 minutos
Año: 2012
Compañía editora: TVE / SBP


5 puntos


El dilema Miley Cyrus

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

undercover 2Es difícil para mí poder afirmar con seguridad si Miley Cyrus es una estrella cinematográfica/musical irritante o divertida, y un film como Peligrosamente infiltrada no termina de resolver ese dilema, básicamente porque se queda a mitad de camino en todo, para bien y para mal.

La película de Tom Vaughan -realizador de la discreta Locura de amor en Las Vegas-, escrita por Allan Loeb -que ha escrito los guiones de films muy distintos entre sí, como La era del rock, Una esposa de mentira, Wall Street 2: el dinero nunca duerme y 21: blackjack– y Steven Pearl, es esencialmente un vehículo concebido para el lucimiento de Cyrus. Es ella quien carga sobre sus espaldas prácticamente todo el peso de la historia, centrada en Molly, una joven, ruda e inteligente detective privada que es contratada por el FBI para meterse de encubierto en una hermandad universitaria, con el objetivo de proteger a la hija de un sujeto que posee información clave en un caso vinculado a la mafia. Obviamente, las cosas se complican, no sólo para la protagonista, sino también para el film.

Es que la trama implica un previsible balance entre la comedia y el policial -como supieron hacer cintas como Miss Simpatía y Comando especial– pero enseguida se puede detectar un gran problema: Peligrosamente infiltrada depende demasiado del carisma, la presencia y la capacidad humorística de Cyrus, y no termina de construir ningún personaje que sirva de contraparte o apoyo. Apenas si tenemos a Jeremy Piven, quien como el agente del FBI que contrata a Molly entabla un par de diálogos con ella donde se sacan chispas, pero son muy pocos minutos de los que dispone, aparece y desaparece del relato de forma cuando menos arbitraria, y termina influyendo realmente poco.

Lo que sucede con el personaje de Piven aplica también a varios más que van desfilando a medida que avanza el metraje: el padre de Molly (Mike O’Malley), la chica que debe proteger y ayudar (Lauren McKnight), su compañera de cuarto (Kelly Osbourne), la líder de la hermandad que se convierte temporariamente en enemiga (Eloise Mumford) y el interés romántico de ocasión (Josh Bowman). Todos están desarrollados a medias o con trazos muy gruesos, con lo que lo único que queda es Cyrus y sus frases ingeniosas emitidas con su típico acento de Tennessee, que en unos cuantos pasajes suele ser cuando menos enojoso, aunque hay que reconocerle que le pone garra al asunto y consigue llevar a buen puerto unas cuantas secuencias.

Sin embargo, Peligrosamente infiltrada no pasa de ser un rejunte de pasajes atendibles dentro de un relato previsible e incapaz no sólo de combinar apropiadamente los géneros que toca, sino también de aportar un abordaje original y atrayente en tópicos transitados una y mil veces, como los vínculos paterno-filiales, la amistad femenina, la honestidad y el profesionalismo. Demasiada pequeña como para imponerse como una película interesante aunque sin caer en lo más profundo de la mediocridad, no resuelve el enigma sobre el carácter de estrella de Cyrus. ¿Irritante o divertida? Sigo sin saberlo.

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