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Recapitulaciones de Hannibal: Antipasto y Primavera

Por Cristian Ariel Mangini

(@Masterzio84)

primaveraLo atípico de estos dos episodios que abren la tercera temporada de Hannibal puede verse en el marco de la propuesta estética de la serie en su conjunto. Segmentos fragmentarios, una puesta en escena que se encuentra entre las más estilizadas de la televisión norteamericana, la constante incertidumbre y la desconfianza sobre el punto de vista que se quiebra con monólogos interiores caóticos, son algunas de las principales características de este arranque un tanto radical de la serie. En cierto sentido, resulta indispensable que se entiendan estos dos episodios no tanto como una continuidad, sino como un complemento sobre cómo la masacre en Mizumono –el último episodio de la segunda temporada- afectó en su fuero interno a cada uno de los dos personajes principales: Hannibal y Will.

Por el lado de Antipasto, el primero de los episodios, tenemos el destino de Hannibal tras su escape de Baltimore luego de lo acontecido en el final de la segunda temporada. De una forma un tanto cruenta -pero razonable- los guionistas y su creador Bryan Fuller no dan la respuesta más ansiada que es, lógicamente, quiénes sobrevivieron a Mizumono. En su lugar nos ponen a Hannibal instalado en Europa, primero en una breve estadía en París para luego dirigirse a Florencia. Junto a él esta Bedelia Du Maurier (recordemos, la psiquiatra de Hannibal interpretada por Gillian Anderson), uno de los personajes más enigmáticos de la serie y quien lo termina acompañando a Europa por razones que todavía no están del todo claras tras el final de la segunda temporada, de la misma forma que sus motivaciones y secretos respecto a su relación con el personaje interpretado por Mads Mikkelsen. Esto tampoco se resuelve en el capítulo que abre la temporada, pero lo que sí aprendemos gracias a la excelente actuación de Anderson y MIkkelsen es que se trata de una relación ambigua, un duelo silencioso entre la observación expectante y la curiosidad que atrae al personaje de Maurier, a pesar del espanto de las acciones de Hannibal.

Si Antipasto es elegante y alucinatorio, aún con las pesadillescas muertes que ocurren a lo largo del capítulo, lo de Primavera es la contraparte oscura de esa alucinación. La sangre brota en prácticamente todo el episodio en el que se retoma lo que ocurrió luego de Mizumono desde la perspectiva de Will. Sabemos que sobrevivió y que se dirigió a Europa en busca de Hannibal, aparentemente junto a Abigail que lo acompaña en su viaje. Pero  la perspectiva de Will es mucho más retorcida y caótica que la de Hannibal y, a pesar de que sabemos con certeza que se encuentra en Florencia, donde alcanza a indagar sobre el último asesinato de Hannibal, nunca sabemos realmente como salió de la casa de la masacre en Baltimore: sólo lo vemos herido tras su larga recuperación de 8 meses. Con el transcurrir del episodio no sólo conocemos al personaje que nos puede dar una perspectiva más concreta de lo que sucede, el inspector Pazzi interpretado por Fortunato Cerlino, sino que se nos revela esporádicamente, a través de los fragmentos de la mente de Will, lo que está realmente sucediendo. Y ahí sabemos que Abigail en verdad está muerta aunque persiste en la mente de Will como el enlace con Hannibal, un vínculo tortuoso entre cazador y cazado, lo que es y lo que pudo haber sido, y las preguntas que se plantea Will respecto a por qué continúa con este vínculo en lugar de romperlo.

Las nuevas preguntas que se deslizaron y el suspenso respecto a lo ocurrido con los personajes de Jack (Lawrence Fishburne) y Alana (Caroline Dhavernas) promete para el próximo episodio continuar el gran nivel que está teniendo provisoriamente una de las series más atípicas de la televisión.

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