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24 líneas por segundo: bienvenido señor embargo

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

embargoEntre las muchas arbitrariedades y ridiculeces que han acumulado distribuidores y exhibidores de cine por estos tiempos, se suma ahora la mecánica de “embargos”, sistema por el cual nadie puede anticipar una crítica de una película en ningún medio, ni siquiera en redes sociales. Es decir: si se vio una privada de la última de Pixar hace un mes, el embargo nos dicta que recién el día de estreno pueden ser publicadas las críticas. Hay un papel firmado por el crítico o periodista de turno, que lo certifica. Decimos ridículo, porque en tiempos de Internet y redes sociales querer organizar el trabajo periodístico al ritmo en que lo hacían los diarios parece imposible: existe una voracidad en la necesidad de decir que resulta un tanto irrefrenable para algunos. Y también arbitrario, porque es cierto que si esa película ya se estrenó en el extranjero, hay críticas dando vueltas por todos lados; y además porque se lo hace con algunas películas y con otras no; o de repente el embargo se cae y se puede escribir; o directamente no se entiende muy bien qué se busca proteger. Pero de repente surge, de manera totalmente involuntaria, un asunto que tal vez le incorpore un provecho más o menos beneficioso para quienes intentamos desarrollar la crítica de cine en el interior del país. Los preestrenos de prensa son un privilegio de los medios porteños, mientras que en el interior tenemos que esperar recién al jueves para ver las películas. Es decir, existen varios días de anticipo entre que unos y otros pueden publicar sus textos, generándose una situación de total disparidad. Aunque los fines de los distribuidores resulten mezquinos, en el fondo terminan por democratizar e igualar un sistema. Y convengamos: en tiempos de diarios, había un acuerdo tácito ya que si se quería y el espacio estaba otorgado en el medio, tranquilamente uno podía publicar el texto unos días antes. Pero con Internet ese tipo de acuerdos se han quebrado, y el periodismo se ve invadido por una necesidad algo inentendible de primiciar cualquier cosa. Por más que lo que se escriba -a las apuradas- diste de la calidad que requiere una reseña crítica. En este contexto es curiosa la queja del colega Diego Batlle, quien publicó días atrás una columna titulada No al embargo, donde más allá de esgrimir algunos puntos razonables dice cosas (en relación a cuando algunas películas tiene previas exclusivas en los festivales) como que es “lógico que quienes tuvieron el privilegio de verla antes deban esperar a que el resto de los acreditados a la muestra la hayan visto en la función de prensa del evento”, olvidándose que desde su sitio se ha hecho escuela en el arte de difundir información sobre los festivales de Mar del Plata y el Bafici, aprovechándose de los beneficios del amiguismo con organizadores y agentes de prensa, y riéndose en la cara de los otros medios que tienen que esperar la información en los tiempos que correspondan.

Dicho todo esto, y si nos iguala a todos, bienvenidos los embargos.

PD: en Fancinema mantenemos ese viejo criterio de publicar las críticas el día del estreno, con la salvedad de aquellas películas que son cubiertas durante festivales de cine.

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