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El gurí

guri posterTítulo original: Idem
Origen: Argentina
Dirección: Sergio Mazza
Guión: Sergio Mazza
Intérpretes: Maximiliano García, Sofía Castiglione, Daniel Aráoz Susana Hornos, Federico Luppi, Belén Blanco, Ian Franco Morales, Luciano Corvoisier
Fotografía: Alfredo Altamirano
Montaje: Sergio Mazza, Martín Musarra
Música: Daniel Gómez
Duración: 87 minutos
Año: 2015


6 puntos


Pruebas, errores y aciertos

Por Rodrigo Seijas

(@fancinemamdq)

guri unoSi mucho cine argentino ha pecado de intenso, como si quisiera remarcar todo, hay otra parte del cine nacional al que a veces pareciera que le falta un poquito más de ímpetu para instalar sus conflictos. Paradójicamente, ambas vertientes se cruzan en El gurí, nuevo film de Sergio Mazza (Natal, El amarillo, Gallero), quien repite virtudes y defectos de su anterior película, Graba, pero con una mayor tensión en las formas a la hora de ir abordando los conflictos.

A El gurí se la podría pensar inicialmente como un drama infantil, de tono intimista, con su relato centrado en el personaje de Gonzalo (Maximiliano García), un niño de diez años cuya madre (Belén Blanco) se encuentra ante una muerte inminente y decide abandonarlo, dejándolo solo con su hermanita de apenas ocho meses, pero también como un relato coral, plagado de pequeños dramas conflictivos protagonizados por otros personajes que rodean al niño, como una viajante (Sofía Castiglione), que rompe su auto al pasar por el pueblo y ve en peligro una oportunidad laboral; un hombre (Daniel Aráoz) cuyo matrimonio está en crisis y que podría ser su padre; y el dueño de una whiskería (Federico Luppi) que carga con el recuerdo de su esposa fallecida. Ahí el film encuentra algunas potencialidades pero también barreras, porque va desplegando las diversas tramas con paciencia y un ritmo pausado, construyendo de a poco el presente -que tiene mucho de pasado- de los personajes, pero por momentos pierde el eje y la centralidad, con lo que hay instancias donde el niño parece ser más una excusa que otra cosa para contar una suma de historias donde los afectos están quebrados o en crisis.

Hay un permanente proceso de prueba y error en El gurí, donde Mazza demuestra una innegable capacidad para manejar la puesta en escena en espacios cerrados y conseguir actuaciones sobrias y medidas en actores que son normalmente afectos al exceso, como Luppi y Aráoz, pero también secuencias que evidencian problemas para hallar el tono justo, sobrando a veces adustez y otras intensidad. Eso genera un distanciamiento respecto a una historia que va graduando la edificación de sus nudos argumentales durante buena parte de su metraje, incluso evidenciando ciertas ataduras, para luego intentar acomodar todo con excesivo apuro en los últimos minutos, donde hasta sobran algunas escenas y diálogos que explicitan lo que ya estaba latente para el espectador.

Pero claro, decíamos que en la película hay mucha prueba y error, y si se marcan los deslices, también hay que hacerlo con los aciertos. Mazza ha ido erigiendo una filmografía hecha de pequeños fragmentos capaces de sostenerse en la memoria del espectador. El gurí también tiene uno de ellos: es mejor no contar demasiado, pero hay una escena en un auto que comparten el chico García -realmente muy bien en su papel, con la lucidez justa para generar empatía sin perder credibilidad- y Aráoz, donde el pequeño, a través del diálogo con el adulto, empieza a hacerse cargo de la partida de la figura materna, que es realmente sutil y conmovedora. Allí no hay redundancias, sino las palabras justas y precisas.

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