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24 líneas por segundo: no es fácil ser crítico de cine en Mar del Plata II

Por Mex Faliero

(@mexfaliero)

criticoHace una semana les contaba sobre la decisión que tomó el monopolio Cinemacenter de recortar los pases de prensa a los medios de la ciudad, incluso dejando a espacios como Fancinema sin posibilidad alguna. Fue un texto sencillo de redactar porque, claro, siempre es más fácil señalar la culpa del otro. Escuetamente decíamos que son varios los motivos, por lo que en esta segunda parte vamos a mirarnos un poco el ombligo nosotros los periodistas. Digamos: no sólo la crítica de cine -o de arte en general- es una de las formas del periodismo que resultan impracticables en Mar del Plata, pero es la que nos toca. Salvando excepciones que podemos contar con los dedos de la mano, no existen en los medios de la ciudad (gráficos, radiales, televisivos o virtuales) espacios para la crítica de cine, y lo que la reemplaza es una repetición más o menos boba de la gacetilla con los estrenos. Si el colega se preocupa un poco, le agrega datos, pero escasamente ocurre. La falta de periodistas dedicados al análisis de cine no deja de ser llamativa -y preocupante- en una ciudad con dos festivales internacionales de cine instalados en el calendario anual. Hace algunos años existían funciones de prensa, pero sólo eran concurridas aquellas que tenían tanques de Hollywood o nombres importantes en la ficha técnica. Un poco por ignorancia y otro tanto porque los medios suponen que el periodista que va a ver una película no está trabajando, y asistir a las funciones resulta complicado. Porque en el fondo, lo que persiste es una dinámica de los medios locales que carecen de una mirada amplia sobre la profesión y reducen al periodista a un repetidor de información (lo contrario, el agudizar el poder de razonamiento, el especializarse lleva a profesionales más aptos… y dispuestos a hacer valer su trabajo, claro). Es esa ausencia del espacio de la crítica uno de los posibles motivos por los que distribuidoras y compañías exhibidoras (bueno, quitemos el plural: la compañía que exhibe) ven como innecesario brindarle el acceso a la prensa marplatense (de esa forma sólo se entiende que sí existan avant premiere para el público, pero no funciones para el periodismo), porque lo que se supone es que en definitiva el periodista va al cine con los sobrinos o con su pareja, no como un trabajo sino como una forma de disfrute. Se hace primordial motivar un cambio en esta dinámica. El tema es que la preocupación se nos genera a muy pocos. El panorama no parece demasiado alentador.

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