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TMDG14 (día 2): la piel que vestirá al mundo

Por Julieta Paladino // fotos: Fabrizio Steinbach

(@mirellablu)

mariana fagesEs tarde y el cielo está gris en la ciudad de Mar del Plata. El sol está escondido bajo un gran techo para hacer brillar todos los colores que desfilan en la Trimarchi DG.  Tuvieron que suspenderse los dos talleres de fabricación de barriletes y todos tuvimos que amucharnos para entrar en el Poli porque como todos los años logramos llenarlo.

Es imposible no distraerse con tantas cosas y negocios que hay en el anillo de la Trimarchi, incluso talleres de lettering, un piano siempre sonando gracias a los pasantes, un robot videojuego interactivo, mi amiga Medu leyendo el I-Ching a los pasantes o los instrumentos aborígenes de Sonidos de América. Es así que por tanta exploración, una termina llegando para el final de una conferencia tan interesante como la de Juan Cadena. Apenas pude escuchar sus respuestas a varias de las preguntas del público pero, a pesar de haberme perdido semejante conferencia, vale la pena haber llegado a tiempo para la frase de despedida: “de las entrañas de nuestras ciudades surge la piel que vestirá al mundo”.

A continuación, fue el turno de uno de los Proyectos Seleccionados del 2014, seguramente uno de los más emotivos. Hasta Mostla (“hasta mañana” en lengua nawatl) es un proyecto llevado a cabo dentro de un grupo de mujeres de entre 20 y 60 años, madres y abuelas de la comunidad de Jaltocán, en la Huasteca Hidalguense (México), en una zona excluida de todo tipo de asistencia.

La experiencia consistía en la convivencia, durante dos meses, de mujeres bordadoras del lugar con diferentes artistas de dicho país y del mundo. Ambos grupos femeninos con vidas muy diferentes entre sí,  las segundas eran en su mayoría mujeres solas y sin hijos, mientras que las lugareñas estaban dedicadas de lleno a la vida familiar. Desde el primer momento, la intención de este proyecto era la de evitar toda forma “colonizadora”, trabajando sin romper con sus formas, usos y costumbres. Se trataba de un grupo de mujeres que, a pesar de realizar bordados maravillosos, no ganaban casi nada por su trabajo diario. Además tenían un montón de temores relacionados con sus obras: no se atrevían a dibujar libremente, no se sentían seguras de sus bordados. A esto se sumaba el hecho de que varias de ellas no hablaban español y había que buscar una manera no invasiva de comunicarse. Estos dos meses de convivencia dieron como resultado unos bordados maravillosos que fueron desarrollados tanto por las mujeres del lugar como por cada una de las artistas: la ilustradora Carmen Segovia (España) con su “mitología casera”; Dulce Chacón (México) con sus estandartes de nahuales; Mariela Sancari (Argentina) con sus fotografías bordadas y con su serie de fotos de espacios, objetos y lugares significativos para las lugareñas; Roxy Love (México) con su personaje provinciano sin cuerpo humano, se fue materializando a través de un collage bordado de muchos cuerpos; Rita Ponce de León con su libro bordado de sueños que construyó a partir de entrevistas las bordadoras; Sol Marinucco con “Ancestros”, “Recuerdos” y el bordado tríptico “La danza del comanche”; Laura Alderete con sus “Videoretratos”. Como verán fueron realmente muchas las obras desarrolladas y en todas fueron emergiendo muchos aspectos de la vida personal de cada una de las bordadoras, sus temores, alguna tragedia familiar, la naturaleza que las rodea, la infancia, sus vidas.

Los invito a que googleen y visiten los distintos sitios de las artistas, donde podrán ver muchas de las obras y fotos de todas. Se trató de un proyecto hermoso y muy diferente a los que se suelen realizar en México para la revalorización del patrimonio artesanal. Aquí el foco estaba puesto en las personas y en que ellas encontraras sus propias voces, sin la necesidad de tener que atenerse a los viejos tipos de bordados, reinventando sus propios conocimientos para contar sus historias.

El viaje y la reinvención de los ritmos de nuestro amado continente continuaron de la mano de las canciones de Lucy Patane y Marina Fages. También los muchachos de Nairobi tuvieron que refugiarse de la lluvia y nos hicieron vibrar dentro del Poli.

La tarde continuó de la mano de Julián Manzelli (alias Chu), uno de los creadores de Doma Collective. Este genio multifacético partió hablándonos de su infancia durante la dictadura y sus influencias artísticas: Quino, García Ferré, juguetes como los Playmóbil, películas como Time bandits, los primeros videojuegos, comics de ciencia ficción, animé, El eternauta, los libros de Aldous Huxley, George Orwell y el skate. Probablemente por todas estas influencias, comenzó sus estudios con una carrera científica: bioquímica. Aunque se terminó quedando con la ficción y con los dibujos que llenaba en sus hojas de apuntes, dejando la carrera dos años y medio después.

Aún así, la experiencia reunida le sirvió y fue una etapa de desarrollo que hoy está reflejada en sus trabajos para Doma.

Luego del cambio vocacional, entró a la Fadu, donde vivió unos años increíbles conociendo personas maravillosas, todas con un gran espíritu colaborativo. Ahí conoció a un grupo de amigos que se transformaron casi en su familia, y con ellos armó Doma que sigue funcionando hasta el día de hoy.

Terminada la facultad tuvo la suerte de ser contratado para Locomotion. Fue como tocar el cielo con las manos: a la semana de haber entrado, hicieron un viaje de inspiración a Japón, donde encontró hongos psicodélicos a la venta libremente en la calle. Además de la lisergia, ahí descubrió que las señalizaciones japonesas tenían todas dibujitos muy bonitos y tiernos, a diferencia de otros países que en sus señales buscan dar miedo. De regreso a Miami, reinventaron la imagen del canal inspirados por este viaje y las influencias de su niñez.

Gracias al trabajo colaborativo, se fue desarrollando profesionalmente en el motion graphics y la animación, trabajando durante diez años full time hasta que tuvo que dejar de lado un poco la animación porque le perjudicaba su salud. Fue así que decidió volver al aire libre. En 2005 vuelve a Buenos Aires, donde comienza a dibujar sus personajes en la calle y a hacer murales colaborativos con sus amigos de Doma y con muchos más artistas. De una cosa siguió otra y pintar en la calle le permitió viajar por el mundo.

Sin dudas, el proyecto por el que más cariño tiene es el que surgió a partir de un trabajo de murales para un canal de televisión. Como los murales usados iban a ser tirados, decidieron donarlos al barrio Piedrabuena, en Villa Lugano, donde había un centro cultural en un galpón. A partir de eso, las actividades en el lugar fueron creciendo, hizo otros murales y dio talleres de serigrafía. Este barrio, diseñado en la época de la dictadura, está constituido por un complejo habitacional, un lugar muy singular y con gente de escasos recursos. Pepi, uno de los héroes del barrio, es casi el Quinquela Martín del lugar: ha hecho más de 60 murales. Junto a  Luciano (fotógrafo y performer) son la cabeza de este galpón único. Del trabajo conjunto, surgió la idea de hacer murales de grandes dimensiones. Luego de buscar el respaldo del Gobierno, consiguieron que empresas privadas les brinden su apoyo. Este proyecto sigue en pie, ya que quieren seguir pintando varios muros más con apoyo de la fundación León Ferrari.

Otra parte importante del desarrollo de su carrera fue en el trabajo de estudio y taller, a través de sketchbooks, experimentación y collages. Sus últimas piezas tienen que ver con la abstracción y el movimiento. Por otro lado, adaptó sus personajes desarmándolos en esculturas magnéticas (magnetoterapia): una serie de piezas geométricas con imanes en su interior que permiten distintas composiciones.

De manera paralela, continúa trabajando desde el 98′ con Doma. En un principio con intervenciones en la señalética de todo Buenos Aires. Más tarde crearon su primer proyecto, un mediometraje de 30 minutos que fue proyectado en el canal Locomotion haciendo interrupciones en el medio de la programación habitual, como si este film fuera obra de un grupo que tomara el control del canal. Esto tuvo gran repercusión ya que el día de la proyección cortaron un capítulo estreno de South Park y la gente empezó a llamar al canal para ver si el secuestro era real.

A lo largo de los años, a partir de esta unión entre amigos, crearon muchas intervenciones y obras artísticas con una fuerte crítica social, como Roni el payaso imperialista que era un Ronald Mcdonald facho y consumista. También produjeron muchos muñecos de diseño y, en colaboración con Pictoplasma, hicieron disfraces, entre los que se destaca el Jesús astronauta. En nuestro país, han dejado sus marcas en Tecnópolis, donde crearon un robot coloso hecho a partir de una torre de alta tensión que sigue estando hasta el día de hoy.

martha cooperPara concluir este intenso día, las calles de todo el mundo llegaron a Mar del Plata a través de las fotos de la genia Martha Cooper. Arrancó su conferencia hablándonos de sus comienzos como fotógrafa y periodista en Maryland, su ciudad natal. Más tarde se mudó a Nueva York y al año consiguió un trabajo en el New York Post, en el cual era la única mujer fotógrafa hasta ese momento. En un primer momento, le encargaban trabajos sobre eventos climáticos, como fotos debajo la lluvia o nevando, etcétera. En una oportunidad hasta fue a Haití donde pudo ver niños haciendo su propios juguetes, sus propias máscaras, sus propios carritos. Al volver a Nueva York quiso conocer que hacían los niños de los barrios, y así descubrió que hacían kartings de carreras. Los observaba día tras día, mientras ellos le mostraban aquello que hacían para divertirse. En una ocasión, uno de los nenes le mostró un dibujo de cómo pensaba grabar su nombre en la pared. Este fue el puntapié inicial para su interés en el graffiti.

Resultó que este niño pertenecía a un grupo en el cual se encontraba King, quien se convertiría más tarde en un graffitero muy famoso. La interacción con ellos continuó y en una visita se dio cuenta de que King guardaba muchas fotos de sus obras. Al ser un arte efímero, el graffiti necesita de un registro, así que para conservarlos se valían de la fotografía. Fue así que, al ver las imágenes que Martha había tomado de sus graffitis quisieron que ella se encargara de eso, a partir de ese momento.

Fue así que también su fascinación empezó a crecer, al punto que para sacar ciertas fotos, esperaba horas y horas a que los trenes pasaran y así plasmar las obras presentes en cada vagón. Este tipo de graffiti en trenes ha sido desde sus comienzos algo frecuente ya que era la manera de ganar prestigio, al pasar sus firmas por todos los barrios de la ciudad.

Tiempo después, en uno de sus trabajos para el New York Post, la envían a una comisaría a investigar sobre una pelea de pandillas. Al llegar, ve que eran todos menores por lo que no podía sacar fotos. Ahí uno de los policías le cuenta que antes de arrestarlos estaban girando sobre sus cabezas. Esto despierta la curiosidad de Martha y, luego de ser liberados, les pide que le demuestren aquellos movimientos. Fue así que conoció el breakdance y el hip-hop (que hasta unos años después no tendría tal nombre). De regreso al New York Post mostró dichas fotos a la redacción, pero al diario no le interesaron, ya que preferían los niños peleando. Frente a semejante actitud su decisión fue contundente y dejó su empleo para dedicarse de lleno a retratar este nuevo arte.

Hacia finales de 1984 quiso volver a sus raíces y empezó a trabajar para la National Geographic, su sueño de toda la vida. Años más tarde se daría cuenta de que el arte callejero y los bailarines de hip-hop eran verdadera pasión.

Después de todo un recorrido histórico, la conferencia comenzó a centrarse exclusivamente en las imágenes callejeras, para llevarnos de paseo a lo largo y lo ancho del mundo, explicándonos las diversas técnicas existentes y mostrándonos estilos que retrató hasta en Mar del Plata.

La verdad es que la obra de Martha ha sido única y  le permitió a estas expresiones ser reivindicadas, al punto de ser consideradas arte.

No hay mejor manera de cerrar el relato de esta segunda jornada de Trimarchi que con la frase final de la conferencia de Martha Cooper: “yo como fotógrafa creo que lo que estoy haciendo es preservar este arte efímero, para que pueda durar mucho más tiempo”.

Recomendación:

www.studiochu.tv


 

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