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VENECIA 2014: un día de buenas producciones en la competencia

andersson-ROY ANDERSSON. El siempre agudo e irónico Roy Andersson ha presentado A Pigeon Sat on a Branch Reflecting on Existence, una peculiar reivindicación de la empatía humana con la que cierra su trilogía existencial. O no. «Estoy preparando ya la cuarta entrega de la trilogía», bromeó hoy ante los periodistas. Después de Canciones del segundo piso y You the Living, Andersson renuncia por completo al tradicional esquema de planteamiento-nudo-desenlace y opta por una sucesión de 39 escenas cotidianas primorosamente compuestas, con la cámara fija y el plano abierto. A ritmo de vals, los personajes se desenvuelven con extremada lentitud e hieratismo, como un ballet tragicómico. El director recurre al humor para hacer reflexionar al espectador sobre lo absurdo de nuestra existencia, y lo toma desprevenido cuando repentinamente se pone más dramático.

-NOBI. En las antípodas estilísticas y llevando el tema de la estupidez a las cotas más altas posibles, el japonés Shinya Tsukamoto aparca el género fantástico que le ha valido la etiqueta de realizador de culto, para pasarse al drama bélico. Aunque por momentos Nobi parece una película de terror. Ambientada en los estertores de la Segunda Guerra Mundial, muestra a un grupo de soldados japoneses perdidos en la selva en Filipinas. Las balas que caen en ráfagas de origen desconocido, los cadáveres por todas partes, el encierro y la desesperación llevan a los últimos supervivientes a descubrir hasta dónde es capaz de llegar el ser humano con su instinto de supervivencia. «La guerra siempre es algo excesivo hasta el punto de que el cuerpo humano acaba convirtiéndose en un objeto», señaló en Venecia Tsukamoto, también productor, guionista y protagonista del film. «Me interesaba describir la tragedia bélica no desde el punto de vista de la víctima, sino del superviviente que tiene que cargar con el peso de las matanzas», ha añadido el realizador.

schoonmaker-SCHOONMAKER. Quería ser diplomática pero el azar la convirtió en la editora de cabecera de Martin Scorsese. Thelma Schoonmaker ha acudido a Venecia a recoger un León de Oro honorífico a su carrera. «Scorsese cambió mi vida, me enseñó todo lo que sé y me convirtió en una adicta del oficio», aseguró hoy en rueda de prensa la mujer que da ritmo a las películas del gran realizador neoyorquino, su amiga y confidente en ese laboratorio que es la sala de edición. «Fue una cuestión de suerte», insistió. Todo empezó con un anuncio en el New York Times cuando era estudiante universitaria de Ciencias Políticas. Pedían un asistente de montador de cine para un programa de televisión. El trabajo, que no requería experiencia previa, consistía en reducir el metraje de clásicos del cine europeo para encajarlos en la parrilla de emisión. Truffaut, Godard, Fellini. Todos víctimas de sus tijeras. «Era un trabajo horrible», ha recordado en Venecia. Pero lo importante es que le despertó la curiosidad por el oficio. «Todo el mundo quiere saber siempre quién de los dos tiene la última palabra en el montaje, pero no es tan sencillo», afirmaba hoy la montadora. Sobre Toro salvaje, su más celebrad colaboración con Scorses, señaló: «es una de las películas más difíciles y más maravillosas en las que he trabajado».

(Fuente: Yahoo)

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