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“El resultado es muchísimo mejor al que yo esperaba”

Por Javier Luzi

(@elejavier)

marea bajaEl último jueves se estrenó comercialmente Marea baja, la nueva producción de Paulo Pécora, un film que mixtura elementos de cine de autor con otros pertenecientes al cine de género, especialmente el thriller. Esta película ambientada en el Delta del Paraná fue rodada en apenas doce días, con una producción acotada y para su director, que charló con FANCINEMA, los resultados fueron mucho mejores de lo que él mismo esperaba.

-¿Fue pensada la diferencia de estilo y forma entre sus cortos y mediometrajes y los largos en lo que se refiere a experimentación y género?
Siempre que encaro una nueva película, sea de corto o largometraje, me propongo probar algo nuevo. La idea de experimentación, para mí, está muy ligada a la idea de aprendizaje. En la mayoría de mis cortometrajes, en mi mediometraje Las amigas y en mis dos largos intenté aprender siempre algo diferente. Sea en relación a las posibilidades formales del relato, o en lo que hace a la exploración libre de un género, o simplemente para saber cómo se pueden aplicar ciertos recursos técnicos a una narración. Esto lo hago sin la pretensión de creerme vanguardista o algo así, sino por la necesidad de no atarme a reglas o a fórmulas ya probadas mil veces de antemano.

Marea baja parece resultar un logrado mix de autor y género. ¿Cree que esto es así? ¿Lo buscó?
A pesar de tener reglas y formas preestablecidas, y en algunos casos trabajar dentro de un esquema muy rígido y previsible, en general, los géneros -y especialmente el terror y el policial negro- me gustan mucho como espectador. Pero a la hora de encararlos como cineasta, sólo me interesan como un marco general y abierto dentro del cual poder plantear cosas distintas. Así, en Marea baja, intenté diluir algunas constantes del policial negro, mientras que subrayé otras, pero de forma diferente. En este caso, lo que más me atraía del film noir era el destino trágico al que están atados sus protagonistas, esa sensación de que todos van a perder y que nadie tiene escapatoria.

-¿Es el lugar (el Delta del Paraná) donde transcurre el film una elección sólo espacial o es en verdad constitutiva de los personajes? ¿Qué relación tiene con su biografía?
La elección del Delta del Paraná tiene que ver con la necesidad de envolver y encerrar a los protagonistas en un lugar denso y claustrofóbico, inquietante, donde afloran sin remedio todas sus miserias, su lado oscuro. La selva se convierte en una especie de laberinto selvático del cual no pueden escapar. Es como una tumba en la que se mueven y tienen sus últimos estertores antes de morir. A la vez, me interesó trabajar en el Delta porque es un espacio que conozco desde niño y porque me permitía tener un enorme escenario natural, sin necesidad de crearlo artificialmente. Y para este tipo de películas sin mucho presupuesto, eso es una ventaja de producción enorme.

-¿Cómo maneja los roles de crítico y director de cine: van en paralelo, confluyen, se chocan?
Me siento muy bien trabajando como periodista y usando mis tiempos libres para hacer lo que me gusta, que es filmar películas. Porque a todo lo que aprendí en la Universidad del Cine, donde a uno le enseñan técnica, teoría e historia, lo pude contrastar con la experiencia de otros cineastas a los que tuve la suerte de entrevistar. En ese sentido, el periodismo me ayudó mucho a conocer cineastas que admiro y, sobre todo, a escuchar y aprender de ellos distintas formas de pensar y entender el cine, pero también diferentes modos de abordar una producción independiente, con muy pocos recursos, aprovechando al máximo las cosas que uno tiene a su alrededor y convirtiendo los límites en posibilidades.

-¿Cómo nació la idea de Marea baja y cuán diferente o no quedó con el resultado final?
Marea baja
nació casi por casualidad, en una cena con amigos, mientras pensábamos en otro proyecto conjunto. Finalmente esa película quedó trunca y mi director de fotografía, Emiliano Cativa, me incentivó a seguir adelante con la idea que yo había propuesto: la espera de un hombre que sabe que vienen a buscarlo para matarlo. Gracias a su empuje, y al del productor Jerónimo Quevedo, en tres meses escribí una escaleta, armamos la producción, buscamos las locaciones, conversamos con los actores y nos largamos a la aventura de filmar un largometraje de misterio y acción en sólo doce días. Para mí, el resultado es muchísimo mejor al que yo esperaba. Nunca me hubiera imaginado que íbamos a poder hacer una película en la forma tan precaria en la que la hicimos.

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