Por Daniel Cholakian
Comenzó en San Salvador de Jujuy la primera edición del festival internacional de cine Ventana Andina. La presentación oficial estuvo encabezada por el secretario de Cultura Gonzalo Morales acompañado por la senadora Liliana Fellner y los actores Graciela Borges, Víctor Laplace y Nicolás Pauls, quienes participarán a lo largo de la semana en las presentaciones en las distintas sedes que abarcan casi toda la geografía provincial.
Como ya lo había manifestado oportunamente en una entrevista que le realizáramos en Fancinema, Morales reforzó la relación intensa que unen el nombre del festival con sus intenciones, ya que a través de la “Ventana” el cine de la región podrá ser visto fuera de la misma, pero a su vez los realizadores locales accederán a conocer y vincularse con la actividad audiovisual que se desarrolla en el resto del país. Morales puso de manifiesto en sus palabras dos cuestiones centrales para entender la búsqueda que la Secretaría de Cultura tiene con la creación del festival. En primer lugar destacó que el mismo fue producido por los realizadores audiovisuales de la provincia convocados por la Secretaría de Cultura. Portando diferencias políticas, estéticas e ideológicas, trabajaron en conjunto para llegar al más que interesante resultado que es este festival. El segundo hecho trascendente es la creación de dos competencias que abren esta ventana a espacios que habitualmente no se reconocen suficientemente en los festivales de cine. Nos referimos a la competencia regional Jorge Prelorán y la competencia provincial Acción joven, para piezas realizadas por menores de 21 años de la provincia. Es allí donde se orienta principalmente la estrategia de trabajo de Gonzalo Morales pensando en el desarrollo de una industria provincial que sea capaz de producir de un modo competitivo y sustentable.
Durante la tarde se realizó la apertura oficial del Festival, donde se presentó la notable Nosilatiaj, la belleza de la realizadora salteña Daniela Seggiaro. La historia de Yolanda, una joven wichi que trabaja como criada en la casa de Sara, donde convive como empleada y familiar con Antonella, la hija quinceañera. Alrededor del orden tradicional de una casi burguesía de un pueblo pobre, la familia y sus pequeñas miserias, el deseo de la niña de 15 y la tradición wichi de la que Yolanda fue sacada, se organiza un relato sensible e inteligente. Soprende Seggiaro en su opera prima no sólo por el riesgo narrativo que asume, sino por el manejo de recursos cinematográficos tales como el fuera de campo, el uso narrativo de las miradas y el sonido. Complementando esta historia de micro poder y de la continuidad histórica del sometimiento, del orden religioso y del clientelismo político, las actuaciones de las tres actrices principales, cada una en un registro diferente y complementario, son notables.
Para la segunda jornada se reserva la inauguración de las sedes alternativas al festival, un tema de suma importancia en el desarrollo de esta Ventana Andina.
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