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12° TRIMARCHI: cuando el mundo aprenda a diseñarse

Por Julieta Paladino

(@mirellablu)

Fotos: David Pafundi

(@dmpafundi)

Ronald Shakespear12:51 del domingo 6 de octubre en Mar del Plata. Está a punto de empezar el último día de la TRImarchi y yo aún estoy vibrando con los sonidos del Buenas Noches Trimarchi, una selección musical exquisita que nos hizo bailar y saltar por horas: ¡la mejor manera de arrancar mi cumpleaños! Se pincharon discos, hubo sabor y locura de la mano de unos grosos que se iban turnando para pasar un tema cada uno y no permitir que la fiesta decaiga un segundo. El banquete musical estuvo a cargo de los DJ Muveo, Dintun, Daleduro, Psicotropicante, Pat, Santiago Martinez (RS) y Campeón: ¡una delicia!

Tanto color y sabor fueron seguramente un reflejo de las increíbles conferencias a las que pudimos asistir durante el sábado. La primera vino desde Australia y estuvo a cargo de Nathan Jurevicius con sus mundos de búhos y personajes inspirados en la cultura lituana, de la cual es originaria su familia. Nos mostró su último proyecto, el videojuego Peleda, y pudimos ver de manera exclusiva las animaciones en 3D que creó para ser emitidas por TV como parte del juego: esos personajes con textura de madera y táctil, facciones de búhos, colores y formas del país lituano.

Este artista del diseño para videojuegos dio como principal recomendación, para todo su público, tratar de estar en la mayor cantidad de campos posible: arte, publicidad, música, entre otros, para que el porfolio de cada uno sea de lo más rico. Y las colaboraciones con colegas y amigos son también muy importantes para él, particularmente los trabajos que realiza junto a su hermano, quien musicaliza muchas de sus animaciones.

Izzy Mr Salsa Sanabria 2Desde Australia nos fuimos al sabor portorriqueño y latino de la mano de Izzy “Mr. Salsa” Sanabria quien, además de bailarnos, nos deleitó con sus anécdotas personales y su carrera de diseñador para los mejores sellos discográfico latinos populares en Nueva York desde los años 70.

En su trabajo, el punto de partida fueron las técnicas de diseño tradicionales, el color, los elementos de la cultura popular, el impacto y mucho humor. Entre sus mayores influencias, además, estuvo la obra de Salvador Dalí que tuvo la suerte de conocer luego de diseñar una remera con su nombre y hacérsela llegar a su publicista. La mayoría de los diseños de influencia surrealista los hizo para las tapas de los discos de Barreto, pero sin nunca perder de vista su principal objetivo: la comunicación. Estuvo además a pleno en la movida musical neoyorquina de los 70’, realizando afiches de festivales de música latina o trabajando para celebridades como Iris Chacón, Celia Cruz, Tito Puente y tantos más.

Sin embargo, el principal consejo que brindó a todo el público fue “locura” y se encargó de que todos lo gritáramos a ritmo con él y soltáramos nuestra esencia latinoamericana. De hecho, para él “salsa” identifica todo el alma latino, esa chispa, esa esencia que nos particulariza en el mundo y eso es lo que él se ha encargado de plasmar en todos sus trabajos.

Con respecto a la gráfica actual, opina que se ha subido mucho la calidad de los diseños pero que faltan temas, contenidos que llamen la atención de la gente. Para eso es necesario que cada diseñador le brinde a su cliente aquello que no esperaba, que logre sorprenderlo.

Luego de semejante conferencia, aproveché el break para visitar el backstage de la TRImarchi y así fue que terminé charlando con el maestro Luis Siquot (quien brindó un workshop sobre cómo diseñar un afiche en tres horas), recibiendo consejos de fotografía y sacándole fotos junto a otro grande del diseño nacional justo antes de su conferencia: Ronald Shakespear. De hecho, este fue el postre del día y seguramente el momento más emotivo. Después de ocho años, el padrino de la TRImarchi volvió para brindarnos la que él considera que fue la última conferencia de su carrera profesional, llena de consejos para todos los diseñadores y también mencionando sus fracasos y sus éxitos. Seguramente nadie mejor que él, creador de todas las señalizaciones de Buenos Aires, de subtes, lugares públicos y logos de cantidades de empresas nacionales, sabe que “si el diseño no sirve para que la gente viva mejor, no sirve para nada”. De esto mismo se ha ocupado a lo largo del medio siglo que lleva de carrera profesional.

Ronald Shakespear 3En esta clase magistral nos recordó que el diseño es un negocio y que se basa en hablar con las personas: o aprendemos a hablar con la gente o fracasamos en nuestro negocio. El diseñador tiene que salir a la calle, comunicarse con quienes lo rodean, y no olvidar que ellos son los verdaderos destinatarios de sus trabajos: los clientes de su cliente.

Nos recomendó a todos volver a las bibliotecas: la mayoría de la gente no lee lo suficiente y la tecnología no sirve de nada si uno no lee, el diseño no se crea sólo. De hecho, en su vida personal no terminó los estudios secundarios por llevarse matemática, pero a los 14 entró a la biblioteca y nunca más salió de esta. Diariamente se levanta a las 04:00 para leer en el sillón, escuchando Mozart con su perro Tarzán. Aprovecha estas valiosas horas porque su secretaria aún duerme y no puede molestarlo y nos recomienda probar estos horarios para también leer.

Entre sus tantos consejos también nos recordó que el cliente nos da de comer, así que nunca debemos considerarlo un enemigo. Diseñar es iluminar la página con una idea y el trabajo es la relación con aquel que lo encomienda. El verdadero problema del diseñador es cómo establecer el lazo vincular con aquel que encarga el trabajo. Además, cuando bautizamos algo hay que pensar cómo eso va a ser acopiado por el público: o aprendemos a hablar el idioma de la gente o nunca seremos exitosos. Son los intangibles aquellos que hacen la diferencia.

Por último, además de presentar su nuevo libro Señal de diseño, nos dijo que no tiene una teoría del diseño sino que ha construido una teoría de la práctica partiendo siempre de la intuición.

Ya son las 14:20. Ya es tiempo de salir corriendo para el último día de TRImarchi. Pero para terminar esta crónica de lo que fue el segundo día, seguramente la mejor frase sea otra de las tantas que nos brindó nuestro Shakespear argento: “yo no sé si el diseño va a salvar al mundo pero sí sé que el mundo no se va a salvar si no se diseña a sí mismo”.

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