Si las mini-críticas de FANCINEMA, lo más leído festival tras festival, se han convertido en un clásico dentro del sitio en cada encuentro de este estilo, estos resúmenes festivaleros a varias voces no le van en zaga. La mirada multiplicada sobre el evento tiene un valor significativo: al igual que el Festival, que se construye a partir de la sumatoria de experiencias individuales (cada uno tendrá un festival diferente de acuerdo a las películas que elija ver), el resumen que organizamos desde estas páginas no puede ni debe ser único. Por eso, ofrecemos siete puntos de vista diferentes. Es que las conclusiones tienen el innegable sabor individual que parte la construcción que cada uno tiene y la relación que entabla con este tipo de acontecimientos. De esta manera, también, celebramos la mirada heterogénea que siempre nos ha distinguido. A partir de aquí, un repaso por la experiencia de cada uno.
Por Javier Luzi
Cuando el Festival de Cine está por comenzar todos nos lanzamos a revisar la grilla para ver si encontramos la “perlita”. Mientras se desarrolla, seguimos con la búsqueda. Cuando se termina, aquellos que no participaron nos preguntan “¿cuál es la imperdible?”. Después de años de cobertura uno aprende a disfrutar de buenas películas y comprende que eso es un montón. Pero el Festival, para mí, no son sólo las películas. Son las corridas entre sala y sala. Son las chicas y chicos del staff de prensa con los que compartimos los días. Es la señora que les decía a los directores, después de la exhibición de los films, que les auguraba un futuro promisorio. Es el Presidente del Festival viendo cine. Son los desayunos con los colegas intercambiando opiniones sobre lo visto y, además, hablando tonterías. Es el reencuentro con directores y actores que también son amigos. Son las colas interminables y las salas llenas, los acreditados con sus credenciales al cuello caminando la ciudad, el público que pide información, el dormir escaso y las comidas a destiempo, los premiados del concurso de ensayos que dan vergüenza ajena y la fiesta de poder ver en pantalla grande un Lynch o un Del Carril. Cada Festival es un mundo y como tal es, también, lo que cada uno haga con él.
Top Five: 1) Laurence anyways; 2) El muerto y ser feliz; 3) La sirga; 4) Mapa; 5) Beyond the hills.
Por Cristian Ariel Mangini
Segundo año en el que mi presencia en el festival, al menos desde la cobertura, es poco menos que relevante. Arrancar diciendo esto parece implicar que resultará innecesario que alguien lea estas líneas, pero creo valioso dar a entender lo emocionante que resulta llegar a esta instancia. La razón es sencilla: hemos llegado a alcanzar notoriedad. A diferencia de festivales previos donde participé de forma más activa, hemos alcanzado un sentido de grupo mucho más sólido y orgánico que, a pesar de mi escasa participación, se observó en los pocos cruces que tuve en las salas. Lograr que aparezcan cubiertas casi un 30 % del total de las películas del Festival en el sitio indica una vocación de trabajo que se ha mantenido de forma más o menos uniforme desde hace más de cinco años, pero que nunca alcanzó esta trascendencia. Por esta razón, a pesar de que apenas alcancé a ver cinco películas de las cuales sólo pude rescatar una o dos como “interesantes”, el entusiasmo y la ilusión vienen por el excelente trabajo de cobertura que han realizado mis compañeros este año. Si bien puede sonar a autobombo, espero que sea un homenaje a todos los pequeños sitios que luchan para hacer una propuesta desde el anonimato.
Por Matías Gelpi
Es mi segundo año como residente de Mar del Plata y, como podrán adivinar, este es el segundo festival que pude vivir de cerca. Me gustan las estadísticas, su insignificante valor informativo y su arbitrariedad, por lo cual aquí algunos números que me dejó el Festival. Cuatro son las películas que vi: Aftershock, una película Chilena entretenida al principio y fascista al final; La bestia debe morir, una increíble adaptación de Narciso Ibáñez Menta de la novela de Nicholas Blake; Cuando cae la oscuridad, una buena pero no grossa película de Bigelow; El fantástico mundo de Juan Orol, simpática película sobra la vida de un director mexicano que tiene la mejor banda sonora de todas las que nombré. Tres ceros: cero son los años que José A. Martínez Suárez debería seguir en la presidencia del festival; cero son las películas de Kubrick que se deberían proyectar de aquí en adelante; cero es lo que tienen que ver con el cine los personajes que aparecían en los spots previos a la proyección de las películas. 500.000: las personas que viven en Mar del plata que no se interesan en lo más mínimo en el Festival, y que incluso les molesta que exista.
Por Gabriel Piquet
Siempre en estos resúmenes se comenta de las películas que uno vio, de la gente que se cruzó, de lo bueno o malo de la organización del Festival, etcétera. Creo que este año voy a hablar de lo grato que fue trabajar con mis colegas de FANCINEMA. Personas que aman esto de ser periodistas de cine o tratar de ser periodistas de cine (ninguno vive de eso), que le pone ganas a situaciones muchas veces adversas como pagarse una estadía o las entradas, mientras otros medios que ni siquiera van a las películas reciben todos los beneficios que da este tipo de eventos. Siempre dije que no me considero crítico, sino más bien un cinéfilo que tiene la posibilidad de escribir en un espacio importante: ese lugar se llama FANCINEMA. Mis compañeros de staff, muchos de ellos con un nivel y trayectoria que podría envidiar más de un medio importante de este país, hacen lo mismo que yo, seguir poniéndole ganas porque hay una cosa que nos sostiene, la gente que nos lee y sobre todo las películas. Mi balance del evento es: gracias por ser parte del staff que cubrió este Festival como si fuera Cannes, Berlín o Venecia. Daniel Cholakian, Guillermo Colantonio, Javier Luzi, Rodrigo Seijas, Mex Faliero, Matías Gelpi, Melody San Luis, Jesica Berman, Julieta Paladino, David Pafundi, Cristian Mangini, Brian Macchi, los lectores los conocen, espero que alguien del Festival los lea y les dé las gracias como se merecen.
Top Five: 1) 7 cajas; 2) Domestic; 3) La corporación; 4) El fin del amor; 5) Zuloak. La peor: Después de Lucía.
Por Guillermo Colantonio
¿Una función de trasnoche llena con la última película de Resnais? ¿Entradas agotadas para ver la de Oliveira? ¿Sala repleta una mañana para ver un film de 1949? Sí. Todo esto fue posible en el último festival y sin necesidad de acudir a Anteojito ni a Mojarrita para convertir el evento en un verdadero fenómeno colectivo y popular. La verdad que da gusto ver tanta gente en los cines y para quien escribe, constituye un aliciente para creer que todavía es posible recuperar la experiencia social de ir a una sala, discutir, analizar, protestar y hasta dormir (varios ronquidos provinieron de la gente menos pensada). No obstante, fue el evento donde vi menos personas retirarse antes de sus butacas. A pesar de algunos inconvenientes técnicos que provocaron suspensiones y retrasos, las películas fueron el plato fuerte, con competencias bastante rescatables aunque se notó la ausencia de una retrospectiva fuerte y algunas zonas grises en secciones específicas. Me tocó concluir el festival con la película de Reygadas, Post Tenebras Lux, que me perturbó bastante, un verdadero desconcierto que requiere de un análisis aparte y de una mirada más atenta. Sólo puedo arriesgar que estamos en presencia de una fina línea entre el chantaje y la maestría, entre un uno o un diez. Aún no lo decidí.
Top Five: 1) Vida en sombras; 2) Vous n’avez encore rien vu; 3) Gebo y la sombra; 4) La sirga; 5) Romance Joe
Por Rodrigo Seijas
Este ha sido un año de confirmaciones. Por un lado, hemos confirmado desde FANCINEMA que somos un sitio web compuesto por gente trabajadora y profesional, que ha llevado a cabo este año la cobertura más completa y ecléctica de todos los medios que estuvieron durante el Festival. Definitivamente, tenemos un piso alto y no se divisa un techo. Por otro lado, asistimos a un Festival que desde hace varios años viene evidenciando un notorio estancamiento, sin un rumbo definido, con internas políticas evidenciadas frente al público y demasiados problemas de organización, que sólo sobrevive porque ya tiene una cantidad suficiente de espectadores cautivos. De lo anteriormente dicho llegamos a las siguientes conclusiones: el sitio (y los que lo visitan) necesita de un Festival más profesional, mejor organizado, más diverso, con presupuesto, logística y autoridades que no sufran sobresaltos, cumpliendo el papel que se debe y merece dentro del panorama cinematográfico argentino y latinoamericano. Pero además, queda demostrado que la ciudad de Mar del Plata necesita de FANCINEMA, y viceversa. Desde el sitio estamos dando pasos que van más allá de los textos y coberturas, abriéndonos paso a la organización de eventos de todo tipo. Ese rumbo debe ser profundizado, poco a poco. En tiempos donde tanto se habla de “batallas culturales”, Mar del Plata es un lugar donde se puede dar pelea.
Por Daniel Cholakian
Lo más interesante del Festival sigue siendo el carácter masivo y popular del mismo. Porque el cine, a diferencia de la televisión u otras formas de consumo privado y personal, es un arte que se constituye en la misma práctica social de ir a la sala. “Cine” no es un mecanismo tecnológico de reproducción de imágenes. “Cine” es el lugar donde las personas van a presenciar colectivamente un espectáculo audiovisual. El Festival de Mar del Plata es en ese sentido, un gran festival de cine. No hay entre el público cortes generacionales, ni sociales, ni intelectuales. Las salas convocan y reciben a todos. La convocatoria es explícitamente hecha desde un lugar del cine que no está pegado a la actual maquinaria económica financiera que domina las pantallas cotidianas, ni a la excentricidad de un grupo cerrado de iluminados del séptimo arte. El público, con esta cuestión en claro, acepta la propuesta. Va al cine y se encuentra con la película muchas veces sin saber mucho sobre ella. Así el cine vuelve a ser el lugar de encuentro de amigos, vecinos y desconocidos. En un lugar de magia y sorpresa. En ese sentido, más allá de críticas bien fundadas que se podrían hacer en otros aspectos, el Festival de Cine de Mar del Plata, bajo la dirección de José Martínez Suarez tiene un perfil consolidado, lo cual es meritorio y digno de elogio. Para no perder la práctica, diría que me parece que lo que fue exhibido como virtud (los 300 largometrajes presentados) es un exceso -por cuestiones organizativas y de nivel artístico-, que la sección Autores dentro de Panorama fue algo restringida, y que es necesario reconstruir algunas secciones fijas que fueron perdiéndose con el tiempo y son esenciales para recuperar algo de la consistencia en la programación. Festejo mientras tanto, la presencia de los nuevos cines (en este caso español y coreano). Ahora tendremos un año para esperar el próximo festival. Sin dudas el mejor por estos pagos.
Top Five: 1) La Sirga; 2) Evolution of violence; 3) El sueño de Lu; 4) Beyond the hills; 5) El impenetrable
FOTOS
: David Pafundi