Por Daniel Cholakian // foto: David Pafundi
Entiendo que mientras se apagan las luces de esta vigésimo sexta edición, el ciclo de José Martínez Suarez al frente del Festival Internacional de Mar del Plata está cerrado. Los que me conocen saben cuánto admiro y aprecio a José, por lo tanto pido que se descarte cualquier cuestión personal, y más aún consideraciones etarias, en este comentario fantasma.
Declaraba Martínez Suarez al asumir la presidencia del festival, que se proponía cambiarle el perfil, darle más alfombra roja, más cine europeo de grandes nombres, más estrellas y una mirada hacia el cine de los países centrales. En esta edición, ni siquiera se pudo garantizar la presencia de un invitado por cada una de las películas en competencia internacional y mucho menos estrellas de renombre, lo cual marca el fracaso de ese proyecto. Lejos está este fantasma de desear un festival con glamour y figurones del mainstream hollywodense, pero si es lo que pretendían hacer, no les salió. Si la cuestión es falta de presupuesto, falta de apoyo oficial o discontinuidad en el equipo/sistema de producción del festival, no lo sabemos. El festival que acaba de concluir no fue ni chicha, ni limonada. Esta fue una edición mediocre, ya desde las películas presentadas (en calidad y cantidad), por sus secciones mal curadas, por los escasos visitantes internacionales y por ausencias notables, como el cine de Africa y el Medio Oriente. La presencia de invitados acompañando la película, no sólo engalana la presentación, sino que -y esto es lo fundamental- permite el contacto con los cineastas y genera una corriente de información rica para todos los cinéfilos y el público en general.
La tensión reflejada en la apertura entre la presidenta del INCAA y el presidente del festival, habla de una situación que bajo ningún punto de vista ayuda a que este crezca, se consolide, se proyecte internacionalmente como un lugar de interés para presentar películas. ¿Acaso Mazure tiene la mirada en la sección de negocios Ventana Sur que inmediatamente se llevará a cabo en Buenos Aires? Ha llegado el momento de que los protagonistas sean francos con la información pública. Mar del Plata se merece que el festival sea en la ciudad. Y todos, los de acá, allá y en todas partes, debemos defender ese derecho. Y defender el festival si lo que realmente nos importa es el cine.
Dicho todo esto hago dos temerarias afirmaciones. Mi ganadora en la competencia internacional era la francesa L’excercice de l’etat y Diablo no merece por su totalidad como película el galardón que se llevó.
Poco importa, un fantasma jamás podría ser miembro de un jurado. Pues está aquí, allá y en todas partes. En definitiva, es un hombre de ningún lugar.
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