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San Sebastián 2010: un poco de glamour con Roberts y Bardem

Julia Roberts y Javier Bardem revolucionaron hoy el Festival de Cine de San Sebastián con la rueda de prensa de presentación de Comer, rezar, amar, en la que se mostraron sonrientes, cómplices, bromistas y con muy pocas ganas de hablar de su vida personal.

Con cierto retraso sobre la hora prevista y una sala abarrotada -hubo periodistas que llegaron dos horas antes para reservarse un sitio-, los actores llegaron acompañados por el director de la película, Ryan Murphy, y por su compañero de reparto Richard Jenkins.

Vestida con chaqueta y camisa negras, minifalda y taconazos, una elegante Julia Roberts, con un impecable moño que recogía su melena, se mostró en todo momento risueña y ocurrente y aceptó de buen grado una «txapela» vasca con el escudo de San Sebastián, no sin antes advertir al periodista: «Podrías ser atacado si te acercas demasiado, pero inténtalo».

Los dos actores se dedicaron mutuos elogios. «Julia es una mujer extraordinariamente bella, profesional como la copa de un pico, trabaja muy duro y tiene una valentía enorme», dijo Bardem. Mientras que ella señaló que el español le había facilitado el trabajo «de todas las formas imaginables».

Elogios que se repitieron, dedicados a Roberts, por parte del resto de los miembros del equipo presentes. El realizador aseguró que es «muy lista» y que durante el rodaje había sido casi como una codirectora, mientras que Jenkins señaló que había creado «un mundo increíble» en el set.

Un tono distendido en la rueda de prensa que no se abandonó ni cuando a Bardem le hicieron preguntas más dirigidas a su vida personal.

El actor español ponía cara de circunstancias y la actriz salía al quite rápida y divertida. A una periodista le gritó: «¡Cuidado!» cuando preguntaba por posibles cambios en el futuro profesional del actor debido a las novedades en su vida personal.

Y ambos torearon con elegancia otras cuestiones más personales, como la relativa a si les queda algo por hacer antes de morir.

La actriz estadounidense se mostró muy sorprendida y enumeró cosas como leer, cocinar o estar con su familia. Y Bardem aseguró que, si le dijeran que le quedaba sólo un día de vida, tendría un único deseo: «Seguir viviendo».

Preguntas que se alternaban con algunas relacionadas con la película que presentaban, fuera de competición, en San Sebastián.

La dificultad de encarnar a personas que existen en la realidad –Comer, rezar, amar se basa en un libro que cuenta las vivencias reales de la escritora Elizabeth Gilbert-; lo que ha supuesto el rodaje para ellos, o las razones por las que eligen sus trabajos, fueron otros de los temas planteados.

Roberts pasó a un tono más serio para lamentar la «falta de acción humana en la era de los ordenadores» y abogó por hacer cosas que «te hagan sentir bien y en conexión con los demás», que es precisamente lo que busca su personaje, que decide tomarse un año sabático para tratar de encontrar un objetivo a su vida.

Un viaje que la llevará por Italia, India y Bali, en una especie de recorrido vital con envoltorio de promoción turística en el que se encontrará con diversos personajes, casi todos hombres.

«En todos mis contratos dicen que los hombres deben ser mis satélites, así lo llevo bien, preguntad a Javier», dijo la actriz entre bromas.

Bardem encarna en este filme a Felipe, un brasileño al que Liz (Roberts) conoce en Bali.

Un personaje muy diferente a los que había hecho hasta ahora. Y es que el español busca proyectos que le interesen, independientemente de dónde procedan.

Si no trabaja en España es porque simplemente le llega material y le gusta o no. Y en estos momentos le llegan más cosas interesantes de fuera, pese a que reconoció la dificultad añadida de trabajar en un idioma del que no tienes memoria. Pero, en el fondo, dijo, «lo que importa es el personaje, no lo que dices o cómo lo dices».

Como ejemplo citó su próxima película, con Terrence Malick, a quien calificó de «poeta visual» por las imágenes que consigue en sus películas y por las palabras que escribe.

Por su parte, Roberts se mostró orgullosa de la diversidad de los papeles que ha tenido en su carrera.

«No me siento para nada encasillada. He tenido oportunidad de trabajar en diferentes géneros», dijo la protagonista de Mujer bonita, Erin Brockovich o Closer.

Una serie de papeles por los que el Festival de San Sebastián ha decidido otorgarle este año el Premio Donostia, que se concede por la trayectoria profesional.

«Es un honor, un privilegio. Estoy excitada y nerviosa, llena de gratitud», dijo Roberts, que mostró su alegría porque será Bardem quien le haga entrega del galardón.

Por ello, Bardem señaló que se reservaba mucho lo que piensa sobre ella, para decirlo en la gala de esta noche.

(Fuente: EFE)

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