Nombre Original: Fame
Origen: EE.UU; Italia
Director: Kirk Jones
Reparto: Kay Panabaker, Kherington Payne, Naturi Naughton, Asher Book, Collins Pennie
Guión: Allison Burnett
Fotografía: Scott Kevan
Música: Mark Isham
Montaje: –
Duración: 106 Minutos
Año: 2009
Fame School Musical
Por Cristian A. Mangini
Si antes de ver la película crees que hacer una remake de Fama no aporta nada, tenés razón: no sólo no aporta nada sino que es una versión rebajada, infantil e ingenua que sorprende por resultar, con una diferencia de casi 30 años, en un material cargado de un moralismo en la construcción de la imagen que denota lo mucho que se ha vulnerado al espectador juvenil. Con todo lo que uno pueda pensar sobre el film Fama de Alan Parker, esta versión no deja de parecerse a un esbozo primario de videoclips insertos dentro de un film sin sustrato ni profundidad alguna. Por decirlo de alguna manera, la diferencia entre Fama y esta versión del 2009 es que la de 1980 tenía un director mientras que la que nos ocupa es digna de un aprendiz, con errores groseros de guión, montaje y, por supuesto, dirección. Y, para colmo de problemas, es una película que no sabe a qué espectador apunta: ¿Es el de High School Musical y tantos reality shows norteamericanos, o es el que procura entender que subyace detrás de la vida en un conservatorio?, ¿tiene un enfoque donde prima lo musical o el subtexto dramático? Podemos responder una pregunta, está dentro de la categoría PG-13, por lo tanto apuntaba al público de HSM. Mala suerte para los chicos que se convencieron de lo mismo.
La reseña hubiera finalizado en el primer párrafo de no ser que todavía hay cosas que decir sobre este film fallido. Advertir que el target era el de HSM no es arbitrario, la narración visual de Fama 2009 contiene la estética formal de un videoclip sin demasiado vuelo creativo y la de los reality shows onda Operación Triunfo, por decir algún producto que ha llegado a nuestro país. Travellings en 180° y 360° absolutamente innecesarios, reencuadres con zoom constantemente, carencia de silencios que maticen un atmósfera dramática y, sobre todo, una dirección de actores tan precaria como la forma de tratar de capturar cierta belleza que envuelve algunas coreografías. Esto implica que este atributo del film queda completamente desperdiciado por Kevin Tancharoen a la hora de capturar la imagen.
Continuando con el derrotero están los imposibles diálogos y la carencia de un sustrato social que ilustre a los personajes. Sabemos que tienen problemas, pero es imposible sentir empatía alguna por lo que les sucede porque el drama aparece aislado e inofensivo, la única historia que aparece medianamente profundizada es la de Denise Dupree (Nuturi Naughton), cuyos padres insisten en imponerle una visión artística que dista de serle productiva. Pero la resolución de esta historia es risible con un ojo y una porquería con los dos. El resto es un montaje coral paupérrimo sin conexión alguna que pretende imitar al film original manteniendo la continuidad de la música como un enlace asincrónico o directo. Pero no sólo se trata de un desastre técnico, tampoco importan demasiado las historias porque carecen del más mínimo sustrato dramático o cultural. La visión clasista del film de Alan Parker, profundizando en conflictos sociales que colisionaban dentro de un conservatorio aparecen aguados en esta versión. Son chicos que vienen de una clase trabajadora porque en algún plano vemos al padre de uno de ellos como carnicero o porque vemos a Jenny (Kay Panabaker) apresurándose para llegar a un subte.
Y llegamos al punto del sexo. En serio, comparada con el film original, aquí parecen chicos castrados. O más bien, antes que los chicos, hay una castración del film. La juventud y la adolescencia que aparece en esta película son tan imposibles como los vampiros de Luna Nueva. Esto obviamente resta verosímil: no por lo que aparezca en pantalla sino por aquello que ni siquiera se implica. Para quienes quieran comparar, también está la secuencia del intento de que una de las protagonistas haga una película porno, fíjense como está hecho y verán las enormes distancias que hay entre un director como Parker y un vendedor a una franja que comprende desde los 13 años.
Profundizar y golpear más es innecesario. Ni siquiera me preocupa si es un film con subtexto conservador o liberal, sencillamente esta hecho de una manera horrible con personajes como la “hispana buena onda”, el “nerd” y el “emo suicida”, además de una pareja central a lo HSM. Mejor olvidar, y que Tancharoen vuelva a dirigir a Britney Spears.
3 Puntos