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Espejos siniestros

Jack Bauer contra los fantasmas

Por Juan Francisco Gacitua

El director francés Alexandre Aja se convirtió en un ídolo entre los seguidores del cine gore, ese subgénero en el que lo más importante es el derramamiento de sangre, el desmembramiento y la exposición de órganos internos. Su fama comenzó en el año 2003 con Alta Tensión, película que no ahorraba ningún recurso a la hora de shockear a la audiencia con la historia de un terrorífico asesino que perseguía a una indefensa jovencita, destripando a todo el que se le cruzara. Luego, ya en USA, Aja dirigió The hills have eyes, remake de un clásico de terror de los 70s en la cual una vez más desplegó su gusto por el sensacionalismo y la violencia extrema. Y ahora llega Mirrors, otra remake, en este caso de un film de terror coreano que, a diferencia de los antes mencionados, va más por el lado del suspenso que del gore. Pero, viendo los resultados, es evidente que Aja se siente mucho más cómodo manejando las vísceras y la sangre que el suspenso.

El protagonista del film es Ben Carson (Kiefer Sutherland), un ex detective de la policía que fue separado de la fuerza luego de un desafortunado incidente. Su actualidad lo muestra como un tipo desempleado que vive con su hermana menor (que está buenísima), y que intenta recuperar a su esposa (que está buenísima), madre de sus dos hijos. Buscando enderezar su vida, Ben consigue trabajo como guardia nocturno de un abandonado centro comercial, el cual fue clausurado años atrás a causa de un trágico incendio que se cobró la vida de varias personas. Las cosas comienzan a complicarse cuando Ben descubre que algo extraño ocurre en ese viejo edificio, en especial con los espejos. Sucesivas apariciones y alucinaciones irán atacando a Ben, quien tratará por todos los medios de averiguar qué fuerzas sobrenaturales están buscando manifestarse y por qué.

La película naufraga prácticamente desde el principio. Aja fracasa como director, al no poder generar mucho suspenso de ninguna de sus situaciones, y como guionista, al entregar una historia trillada, con diálogos de cartón y sin una lógica propia que logre darle cierta coherencia. Los diálogos son usados torpemente para explicarnos las motivaciones de los personajes, las relaciones son poco creíbles, la trama se vuelve confusa y el suspenso es casi inexistente, al no tener un basamento dramático sólido sobre el cual sostenerse. No alcanza con poner a un tipo en medio de la oscuridad de un galpón abandonado y que se le cruce un gato para que nos asustemos. Debemos interesarnos por lo que le ocurre al protagonista. Y eso, aquí no ocurre. Sutherland hace lo que puede en este fallido film que, vaya uno a saber por qué, también decidió producir. Mejor que siga luchando contra terroristas en 24, que le va mejor.

El problema principal de Mirrors es que Aja está acostumbrado a llenar sus películas con escenas sangrientas, acaparando esto la mayor atención. Pero esta cinta, salvo un par de momentos bastante truculentos, no le permite excederse en ese sentido. En esta clase de películas se debe apelar a la construcción de los personajes y de una lógica interna para generar interés. Pero, evidentemente, este director no sabe de sutilezas. La única manera que Aja parece conocer de mostrarnos el interior de un personaje es cortándolo con una motosierra.

3 puntos

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