Una nueva producción de A24, que intenta imponer una estética muy marcada con dosis de gestos cancheros. Sin embargo, funciona por la actitud de sus personajes.
La asociación entre Ryan Reynolds y Shawn Levy da como resultado una aventura tan creativa como entretenida, que repiensa apropiadamente el proceso de creación artística.
Esta producción de Netflix vuelve a caer en la contradicción de ser un entretenimiento superficial que no se asume como tal y pretende ser más relevante de lo que puede ser.
Una película que elude buena parte de los lugares biempensantes de films como Traffic o Sicario, con atmósferas secas y distanciadas que evitan bajadas de línea moralistas.