Jennifer Lawrence sorprende con este protagónico en una comedia va contra buena parte de los parámetros de la corrección política dominante de los últimos años.
Esta continuación se interroga a sí misma sobre la mitología que rodea a la figura de Michael Myers y a sus víctimas, con resultados ciertamente desparejos.
No es la joya a la altura de nuestras inabarcables expectativas, pero es una buena porción de una serie mítica que encima le devuelve cierta dignidad al personaje de Jesse Pinkman.