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El Camino: una película de Breaking Bad

Título original: El Camino: A Breaking Bad Movie
Origen: EE.UU.
Dirección: Vince Gilligan
Guión: Vince Gilligan
Intérpretes: Aaron Paul, Matt Jones, Charles Baker, Jesse Plemons, Krysten Ritter, Scott Shepherd, Tom Bower, Scott MacArthur, Tess Harper, Robert Forster, Larry Hankin, Brendan Sexton III, Michael Bofshever, Bryan Cranston
Fotografía: Marshall Adams
Montaje: Skip Macdonald
Música: Dave Porter
Duración: 122 minutos
Año: 2019


7 puntos


VOLVER A BREAKING BAD

Por Matías Gelpi

(@maryputrueli)

Breaking Bad es una de esas series que vio todo el mundo y que también le gusta a la mayoría. Tan sólo la perjudica su reputación, porque a algunas personas, como es lógico, les molesta la intensa recomendación del fanático. Yo soy uno de esos fanáticos que la recomiendan hasta el hartazgo de mis amigos y allegados, quedan advertidos.

Hay muchas razones por las cuales consideramos a la serie creada por Vince Gillian como una de las mejores de todos los tiempos, pero para ser más específicos digamos que tiene dos características fundamentales: no está artificialmente estirada, dura lo que tiene que durar a pesar de que el capítulo final pueda resultar insatisfactorio para algunos; tiene el que probablemente sea el mejor capítulo de una serie jamás filmado -hablamos de Ozymandias, el antepenúltimo episodio de la segunda parte de la quinta temporada- lleno de resoluciones claves para la trama, pura garra y tensión con el tono seco de un western tardío.

A todo esto intentaremos explicar las razones de la existencia de El Camino: una película de Breaking Bad, aunque la respuesta rápida será que el destino de Jesse Pinkman (Aaron Paul) es uno de los más inciertos, menos desarrollados y más ingratos de la serie; porque claro la película nos cuenta básicamente lo que pasa con Jesse inmediatamente después del capítulo final. Pero creo que también había una necesidad de Vince Gilligan, Bryan Cranston, Aaron Paul y también de nosotros, de volver a aquel universo único  y medio mítico al que no accedemos desde 2013. Ya sé que existe Better Call Saul, el spin-off basado en la vida del abogado interpretado por el gran Bob Odenkirk, que es excelente pero que tiene otra búsqueda y otro ritmo absolutamente diferentes.

El Camino en principio se enfrenta con nuestras expectativas, y les ahorro un paso: hay que bajarlas un poco. Porque por más que insista en vendérsenos como una película, se siente más como un capítulo doble de nuestra querida Breaking. Básicamente porque no se atreve a ir un poco más allá en la búsqueda cinematográfica, y eso que Gillian es alguien con talento y recursos, pero aquí elige hacer un relato contenido alejado de la espectacularidad, centrado en conseguir esos momentos tan particulares de su manera de narrar, muchas secuencias a pura tensión y pequeñas clases de cómo se construye la psicología de un personaje, de cómo hacer que un tipo de carácter sea verosímil y tenga peso. Jesse no es la caricatura del pibito bardero que dice “bitch” cada dos palabras, es una persona que nos importa a pesar de que sigue haciendo cosas terribles y Gilligan lo trata con cariño, un cariño que se vive en cada flashback en el que cada uno de los personajes tiene la libertad de volver a vivir aunque sea unos minutos. Incluso se anima al auto-homenaje con la secuencia de la búsqueda psicótica del dinero en el departamento, que recuerda a aquel episodio que dividía las aguas entre los fanáticos -y que desde acá decimos que es maravilloso- llamado The fly.

El Camino es una posibilidad de reencuentro, una manera de demostrarnos que podemos volver a sentir cosas por estos personajes, por este mundo de hombres terribles que hacen cosas terribles pero que nos fascinan y nos importan. El Camino, sin ser una joya, es también el final justo para Jesse, que lamentablemente no entraba en Breaking Bad, algo que se entiende mejor después de ver la película.

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