Este thriller de espionaje nunca sale de lo rutinario y tampoco posee la suficiente coherencia narrativa y discursiva. Lo más rescatable es el protagónico de Noomi Rapace.
Esta sátira producida y protagonizada por Brad Pitt para Netflix resulta una grata sorpresa en su mirada ácida sobre el intervencionismo norteamericano en Medio Oriente.